- El intercambio de baterías es una solución rápida que promete recargar por completo un coche eléctrico en menos de diez minutos.
- La falta de estandarización de la tecnología y su predominante enfoque hacia flotas profesionales limitan, por el momento, su adopción entre conductores particulares.
- ¿Tu coche eléctrico carga lento? La curva de carga podría estar frenando tu batería (y así puedes evitarlo)
Para todos los usuarios de coches eléctricos, conseguir una batería completa en cinco minutos y sin cables de por medio puede sonar realmente tentador. Parece el futuro, pero es una realidad que ya existe en Madrid con la llegada de la empresa estadounidense Ample, que ha inaugurado su primera estación de intercambio de baterías en España.
El sistema llega para poner solución a uno de los principales retos de la movilidad eléctrica: el tiempo de recarga. No obstante, se trata de una tecnología que todavía deja muchas dudas. ¿Será una alternativa real para todos los conductores? ¿Qué debe ocurrir para que sea compatible con todos los modelos y fabricantes?
¿Cuántos puntos de recarga para coches eléctricos dirías que hay en España?
Así funciona el intercambio de baterías
El modelo propuesto por Ample, y que ya ha sido desplegado en ciudades como San Francisco (EE.UU) tiene un funcionamiento sencillo. El conductor entra en una estación de intercambio, totalmente robotizada, en la que un sistema automático extrae la batería agotada y la sustituye por otra completamente recargada. Este proceso se realiza en menos de 10 minutos.
Las estaciones son modulares y tienen unas dimensiones reducidas, por lo que caben en el espacio de dos plazas de aparcamiento.
Si tan viable es…¿dónde está el truco?
La clave de las estaciones de intercambio de baterías está en la modularidad y la estandarización, y es precisamente aquí donde empiezan los problemas. Por ejemplo, Ample trabaja de forma exclusiva con modelos que están adaptados a su tecnología. De este modo, el primer despliegue de estaciones en Madrid se dirigirá a flotas profesionales con coches electrificados equipados con packs de baterías intercambiables diseñados en colaboración con la compañía.
Por ello, no cualquier conductor puede ir con su coche eléctrico e intercambiar la batería, ya que cada fabricante tiene su propio diseño, sistema de gestión térmica y de seguridad y, por el momento, pocos están dispuestos a ceder el control en este aspecto clave del negocio.
¿Podría llegar a ser una tecnología universal?
Para poder hacer realidad el intercambio de baterías como una solución viable para el gran público, se necesitaría un giro de 180 grados en el enfoque de la industria automovilística. Estos son los principales pasos que deberían darse:
- Baterías estandarizadas: al igual que con los cargadores USB, sería necesario que los fabricantes acordaran un diseño común de batería o que, al menos, compartieran determinados formatos compatibles entre ellos.
- Incentivos: Las administraciones habrían de impulsar esta tecnología mediante normativas de interoperabilidad, como ocurre ya con las estaciones de recarga convencionales.
- Economías de escala: la fabricación de baterías intercambiables y de estaciones automatizadas solo será viable si hay un buen volumen. En caso contrario, los costes seguirán siendo mucho más altos que los de una red de recarga rápida.
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¿En qué ámbitos es más interesante la tecnología de intercambio de baterías?
Actualmente, el intercambio de baterías es una opción más viable en el sector del reparto, taxis o servicios urbanos, en el que el tiempo de recarga de un coche eléctrico es un coste directo. Por eso, el intercambio de baterías cobra aquí relevancia, ya que se puede estandarizar una flota y aprovechar al máximo cada estación.
Sin embargo, para el usuario particular, esta tecnología parece poco probable a corto plazo. Esto se debe a que el grueso de usuarios de coches eléctricos carga en casa o en su destino y, sobre todo, sin la necesidad de operar muchas horas al día. Además, otro punto clave es que el precio de producir un coche con batería extraíble es más alto y, por el momento, no existe una infraestructura suficientemente desarrollada como para dar servicio a particulares.
En definitiva, el intercambio de baterías es una tecnología madura en su funcionamiento, pero no apta para todos los usuarios ni todas las necesidades. Su implantación depende fundamentalmente de acuerdos entre fabricantes, normativas favorables y una respuesta positiva por parte del mercado.
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Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Cuento con más de 7 años de experiencia en el ámbito de los coches eléctricos. Con gran interés por la movilidad sostenible y la tecnología, me especializo en el ánalisis de tendencias y novedades en el sector, particulamente en los desarrollos procedentes de China, un mercado clave para el futuro de la automoción.