- Cargar un coche eléctrico con eficiencia es la nueva prioridad de los conductores que buscan ahorrar energía sin perder tiempo.
- Te ofrecemos consejos prácticos para cargar la batería de un coche eléctrico y evitar pérdidas ocultas que afectan al bolsillo y a la autonomía.
- Puedes estar perdiendo hasta un 20% de energía en cada recarga y no lo sabes. Tranquilo, hay solución
La experiencia ha demostrado que no basta con enchufar y esperar. Saber cuándo, dónde y cuánto cargar un coche eléctrico influye directamente en el rendimiento de la batería y en el consumo energético. Lo que antes era una cuestión de elegir gasolina sin plomo o súper, hoy se traduce en decidir entre corriente alterna, continua o estaciones de carga rápida.
Los conductores actuales de vehículos eléctricos cuentan con aplicaciones que localizan puntos de recarga cercanos y comparan precios, pero aún hay mucho desconocimiento sobre el uso óptimo de la energía. Repostar electricidad no es tan inmediato como llenar un depósito: la curva de carga, la temperatura y la potencia disponible cambian la ecuación.
Los expertos coinciden en que para cargar rápidamente, la batería debe tener un nivel bajo. Una cifra cercana al 10 % es ideal, y hay que tener claro que no de debe llegar al límite. Cargar con niveles bajos permite que el proceso sea más veloz y estable. En algunos modelos, el paso del 10 al 8 % puede completarse en menos de veinte minutos si se dan las condiciones adecuadas.
Lo que nadie te cuenta a la hora de cargar un coche eléctrico
Muchos usuarios creen que llenar la batería al máximo es lo mejor, pero los datos cuentan otra historia. Superar el 80% puede ralentizar la carga y aumentar las pérdidas energéticas. “Si se puede llegar cómodamente al destino con un 60%, entonces no cargo más”, explican las voces con experiencia. El motivo es muy sencillo: la velocidad de carga cae drásticamente a partir de ese punto, lo que significa más tiempo enchufado y más gasto oculto.
Durante los trayectos largos, conviene planificar las paradas en función de la autonomía y no del nivel máximo. En ocasiones, dos recargas cortas ofrecen un resultado más rápido que una sola y prolongada. Además, los sistemas de gestión inteligente de carga ajustan la potencia para mantener la batería en su rango más eficiente.
El frío o el calor también influyen. Las baterías que se mantienen en la franja térmica ideal cargan antes y sufren menos degradación. Por eso, muchos cargadores incluyen funciones de acondicionamiento que preparan la batería justo antes de enchufarla. En la práctica, esto puede recortar el tiempo total del viaje sin necesidad de correr más en carretera.
Elección del punto de carga: mitad de potencia, doble de espera
Elegir el poste adecuado no siempre es tan evidente. En numerosas estaciones, especialmente las que ofrecen potencias superiores a 300 kW, la energía se divide entre los coches conectados al mismo módulo. Eso significa que, si hay otro vehículo al lado, podrías estar cargando a la mitad de velocidad sin saberlo.
Esta situación se repite en puntos de 150 kW, donde muchos usuarios asumen que reciben la potencia completa cuando en realidad sólo aprovechan una fracción. Por eso, siempre que sea posible, conviene buscar estaciones menos concurridas o puntos de carga individuales. La diferencia puede ser de varios minutos y, a la larga, de mucha energía ahorrada.
La eficiencia también depende del tipo de corriente. En casa, la corriente alterna es la más común, pero no siempre la más eficaz. Usar una Wallbox específica permite aprovechar mejor la potencia contratada y reducir las pérdidas por calor o por consumo de sistemas auxiliares. Además, revisar la instalación eléctrica y usar cables adecuados puede evitar fugas de energía que rondan el 4 %.
Cargar un coche eléctrico con cabeza: eficiencia y ahorro real
Cada kilovatio cuenta, sobre todo cuando la electricidad no es barata. Los estudios más recientes apuntan que las pérdidas pueden llegar al 20% en cargas ultrarrápidas. Cuanto más prolongado sea el proceso, más energía se disipa. De ahí que los expertos recomienden aprovechar potencias medias, que equilibran velocidad y eficiencia.
En casa, el enchufe tradicional debería ser sólo una solución temporal. Una Wallbox bien configurada acorta los tiempos, además de optimizar la entrega de corriente. Si además se combina con paneles solares, el ahorro es doble: menor coste energético y menor impacto ambiental. Programar la carga en horas de máxima producción solar es una estrategia cada vez más popular.
En carretera, planificar el recorrido con antelación evita cargar un coche eléctrico más de lo necesario. Llegar a destino con un 60 o 70% suele ser suficiente y mantiene la batería en su rango óptimo. A partir del 80%, la velocidad de carga se reduce notablemente, lo que se traduce en más tiempo detenido y más consumo auxiliar. En resumen, cargar un coche eléctrico bien no es cuestión de velocidad, sino de estrategia: saber cuándo parar, cuánto cargar y en qué punto hacerlo.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.














