Este nuevo cargador portátil de 50 kW podría cambiar la experiencia de los conductores eléctricos y eliminar el temor a quedarse sin batería.
- El cargador de 50 kW de Lincoln Electric apunta a solucionar la ansiedad por la autonomía, aunque su precio limita su alcance en el mercado.
- Boom en la recarga rápida: los puntos ultrarrápidos crecen un 70% en España
Quedarse sin batería en medio de la carretera sigue siendo una de las principales preocupaciones de quienes conducen vehículos eléctricos. Aunque cada año se multiplican los puntos de carga, la realidad es que muchos conductores todavía sienten inseguridad al planificar trayectos largos. Ahora, una compañía estadounidense ha decidido ir un paso más allá con un dispositivo que promete trasladar la tranquilidad de una “lata de gasolina eléctrica” directamente al maletero.
El crecimiento del parque automovilístico eléctrico en España y otros países europeos ha sido notable. Sin embargo, la infraestructura de carga no siempre acompaña al ritmo de las ventas. Este desajuste ha dado lugar a una búsqueda constante de soluciones portátiles que permitan mantener el coche operativo sin depender de un enchufe fijo. En ese contexto, surge una propuesta innovadora que, aunque no está al alcance de todos los bolsillos, introduce una nueva forma de entender la movilidad eléctrica.
Lincoln Electric, una empresa más conocida por su trabajo en soldadura y manipulación de metales, ha sorprendido al presentar un dispositivo de carga rápida destinado a usuarios de coches eléctricos. Lo que comenzó como un proyecto industrial se ha transformado en un producto que podría marcar un antes y un después en la forma de recargar un vehículo fuera del hogar o de un punto público.
Características del nuevo cargador portátil
El modelo, denominado Velion Lincoln, se presenta como un cargador portátil rápido con una capacidad de 50 kW en corriente continua. Su diseño compacto busca ser funcional para quienes necesitan una recarga para el coche eléctrico de emergencia en carretera o en lugares donde no hay infraestructura disponible. A diferencia de otros sistemas, éste se puede transportar fácilmente, convirtiéndose en una solución flexible tanto para particulares como para empresas de transporte o servicios.
Una de sus principales ventajas es la recarga inalámbrica y su compatibilidad con conectores CCS-1 y NACS, lo que lo hace adaptable a diferentes tipos de vehículos eléctricos. La compañía asegura que este sistema puede recuperar una parte importante de la autonomía en pocos minutos, lo que lo convierte en una alternativa real frente a la ansiedad por la carga.
Aun así, el tamaño del equipo sigue siendo un punto de debate. Aunque se promociona como portátil, su volumen puede resultar excesivo para algunos maleteros. Está pensado más como un equipo móvil que se transporta en vehículos de asistencia o flotas de servicio que como un accesorio personal para llevar de viaje. De hecho, Lincoln Electric plantea su uso en entornos profesionales, desde obras hasta zonas rurales sin acceso a puntos de energía fijos.
El precio, sin embargo, es su talón de Aquiles. Con un valor de 21.000 dólares (18.066 euros), este dispositivo queda fuera del alcance de la mayoría de los conductores. Si bien cumple la función de un bidón de energía eléctrica, su coste lo sitúa más en el terreno de la innovación industrial que en el del consumo doméstico.
Los problemas de apurar la carga de la batería
La costumbre de exprimir hasta el último kilómetro de batería, o de combustible, en el caso de los coches tradicionales, no es nueva, pero sí arriesgada. En los modelos eléctricos, quedarse sin energía no sólo implica detener el vehículo, sino depender completamente de un punto de carga cercano. Y si ese punto no existe, la situación puede complicarse, y bastante.
Hasta ahora, los conductores de coches eléctricos no contaban con una alternativa equivalente a un bidón de gasolina. En el mejor de los casos, la asistencia en carretera era la única salida. El Velion Lincoln busca precisamente cubrir ese vacío: ofrecer una fuente portátil de energía que permita recargar la batería lo suficiente como para llegar a un destino seguro o al siguiente cargador disponible.
No obstante, el precio vuelve a ser una barrera importante. Pagar más de 18.000 euros por un equipo de respaldo es algo que pocos conductores están dispuestos a hacer. Aun así, su existencia demuestra que el mercado está evolucionando hacia soluciones más autónomas y que, con el tiempo, podrían surgir versiones más accesibles. La idea de llevar “una lata eléctrica” en el coche podría pasar de ser una curiosidad a una necesidad básica para los usuarios de vehículos eléctricos.
Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.














