El Audi Q7 es un gran coche en todos los sentidos, para lo bueno y para lo malo. La versión a la venta data de 2019, año en que se puso a la venta la variante híbrida enchufable convirtiéndose en uno de los modelos familiares más eficientes de la marca de los aros. A principios de 2024 ha sido sometido a un ligero restyling con retoques estéticos.
Esto puede llevar a pensar que el coche ha quedado algo obsoleto. Para nada. El Audi Q7 cuenta con un cuadro de relojes digital de 12,3 pulgadas y dos pantallas táctiles superpuestas: la superior tiene 10,1 pulgadas y aunque puedes interactuar con ella está más pensada para visualizar información; la inferior, de 8,6 pulgadas es para navegar e, incluso, permite escribir para darle órdenes al sistema. Esta última funciona con tecnología MM Response, por lo que es háptica (la pantalla responde con una breve y suave vibración que indica que ha recibido las instrucciones).
Entre su dotación tecnológica figura también el navegador plus con información sobre el tráfico, conexión 5G y punto WiFi para conectar otros dispositivos. Vamos, que no tiene nada que envidiar a modelos con menos tiempo en el mercado.
‘Justito’ para la etiqueta cero
Con las siglas TFSIe que identifican a todos las versiones híbridas enchufables de Audi, el Q7 alcanza una potencia total de 340 CV (250 kW) resultado de la combinación de un motor térmico 2.0 de cuatro cilindros de 265 CV y un propulsor eléctrico que aporta 143 CV. Como cada motor está acoplado a un eje, el conjunto consigue tracción total (quattro). La transmisión es la popular S tronic de doble embrague y siete marchas
La autonomía eléctrica oficial es de 40 km, justo lo que necesita para conseguir la etiqueta Cero Emisiones de la DGT. La parte eléctrica se alimenta de una batería de iones de litio de 14,1 kWh de capacidad que recupera toda su energía conectada a una toma de 7,4 kW (es la potencia máxima de carga que admite) en 2,5 horas.
Al volante del Audi Q7 55 TFSIe
Con más de cinco metros de largo, casi dos metros de ancho, cerca de 1.8 metros del alto y 2,5 toneladas de peso, su presencia resulta imponente allá por donde pasa. Hay espacio para todo. Los ocupantes de cualquier plaza viajan más que cómodos, incluso si destacan por su altura.
Sus medidas no son, sin embargo, un lastre. No solo sobre el papel, donde homologa una velocidad máxima de más de 200 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos; tampoco en conducción real donde el dinamismo es uno de sus puntos fuertes.
En modo eléctrico promete recorrer 40 km lo que, a priori, es suficiente para la mayoría de los traslados diarios (cole, trabajo, compra, casa); con el handicap de que, si surge algún desplazamiento más queda cubierto por el motor de combustión. Lo mejor es que el dato es real y no hay que hacer grandes esfuerzos para alcanzar la cifra prometida, entre otras razones porque el sistema de recuperación de energía en las frenadas funciona realmente bien.
Permite elegir cuatro modos de conducción: hybrid (empleo inteligente de ambos motores), electric (uso exclusivo de la parte eléctrica que limita la velocidad máxima a 130 km/h), hold (mantenimiento de la carga de la batería) y charge (recarga de la batería en marcha).
Conclusión
Pocas pegas se pueden poner a este imponente híbrido enchufable. Recuperando lo dicho en las primeras líneas, el Q7 TFSIe es un coche grande, muy grande, para lo bueno y para lo malo.
Para lo bueno, por su espacio interior perfecto para familias que o bien completan las cinco plazas o gustan de viajar bien equipados (o ambas). También porque por su peso pisa firme el terreno, sin que esto suponga un lastre para una conducción dinámica o una ralentización de la respuesta del sistema de frenado. Para lo malo, porque entrar en el centro de una ciudad con calles estrechas puede resultar algo estresante; lo mismo que lo de encontrar un hueco para meter sus más de cinco metros de largo.
Me lleva esto último no a una crítica, sino a una reflexión. Tras una semana de convivencia con el Audi Q7 híbrido enchufable me queda muy claro que pocos modelos pueden hacerle sombra cuando se trata de sumar kilómetros. Pero para un uso diario con recorridos eminentemente urbanos resulta poco práctico.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe