Cada 9 de septiembre, desde 2020, se celebra el Día Mundial del Vehículo Eléctrico. Con esta efeméride se busca recordar la importancia de avanzar hacia una movilidad eléctrica y sostenible, como herramienta fundamental para alcanzar la tan necesaria descarbonización del sistema.
Nos sumamos a este día y a la celebración con una guía rápida para despejar dudas sobre el coche eléctrico.
Un invento no tan nuevo
Aunque pudiera parecer lo contrario, lo de conducir en eléctrico no es una innovación. Ni siquiera es un invento de nuestro siglo (XXI) o del pasado (XX). Los primeros coches eléctricos datan del s.XIX; de hecho, a comienzos del XX, en Nueva York los taxis eran vehículos movidos por un motor eléctrico y una batería. El problema era que esta resultaba muy pesada y necesitaba mucho tiempo para recuperar su carga, de ahí que los vehículos térmicos inventados por Ford en 1901 los desbancaran rápidamente.
El calentamiento global y el cambio climático han puesto de moda la conciencia medioambiental y han hecho resurgir a la movilidad eléctrica como la gran apuesta de futuro.
Guía para comprar y usar un coche eléctrico
A pesar de sus muchas ventajas, todavía son muchas las dudas que rodean a esto del coche eléctrico. Desde movilidadelectrica.com hemos pensado que no hay mejor día para zanjarlas que el Día Mundial Del Vehículo Eléctrico.
¿Eléctrico o híbrido enchufable?
Con una oferta que crece imparable es importante tener claras cuáles son las opciones para elegir la que más se adapta a nuestras necesidades. A día de hoy son muchos los vehículos que se autodefinen como eléctricos, pero no todos los son.
Un vehículo eléctrico en sentido estricto es aquél que tiene enchufe y necesita conectarse a un toma de corriente para recuperar la energía gastada. Quedan fuera de la definición, por tanto, los híbridos autorrecargables y los modelos de 48 voltios (también conocidos como mild hybrid), muy de moda en los últimos meses. Las opciones son:
- Vehículos eléctricos (VE). Propulsados por uno o varios motores eléctricos (cuando tienen uno en el eje delantero y otro en el trasero se habla de tracción total) que consumen la energía que se almacena en las baterías.
No tienen otro modo de propulsión, de manera que una vez agotada la carga de las baterías es necesario conectarlos a un punto de carga mediante un enchufe para volver a circular. - Vehículos de hidrógeno (FCEV). FCEV son las siglas de Fuel Cell Electric Vehicle. Hablamos de los coches de hidrógeno o de pila de combustible. Estos tienen motores de eléctricos que consiguen su energía del hidrógeno que se reposta en puntos de carga especiales y se convierte en carburante mediante un proceso de oxidación (por contarlo de manera muy resumida).
- Híbridos enchufables (PHEV). A medio camino entre los EV y los HEV. La diferencia con los primeros radica en que aunque su batería precisa conectarse a una toma de corriente para recuperar la energía, su capacidad es menor por lo que la autonomía media a recorrer en modo eléctrico es de unos 50 km (hay lanzamientos recientes que llegan y superan los 100 km).
Lo habitual es que, si hay carga suficiente, el coche arranque, por defecto en modo eléctrico y se mantenga así o pase a modo híbrido y de combustión según las necesidades de conducción o preferencias del usuario
Autonomía: ¿qué es y cuánta necesito?
La autonomía de un coche eléctrico se define como el número de kilómetros que puede recorrer con cada recarga. Actualmente, la media de mercado ronda los 400-500 km, aunque ya hay modelos a la venta que duplican estas cifras.
La autonomía de un coche eléctrico se ve afectada por factores como el peso, el clima, las condiciones de la carretera y el estilo de conducción. Por eso, la clave no está tanto en saber cuál es el rango oficial del vehículo, sino cómo este puede variar en función de factores como el clima, la orografía o el estilo de conducción.
Igual de importante es el tiempo de recarga, es decir, los minutos que precisará para recuperar la energía gastada.
Hablemos de recarga
La recarga es para un coche eléctrico como el repostaje para uno de combustión
, es decir, la acción imprescindible para que la mecánica consiga la energía que necesita para funcionar. En el caso de los híbridos enchufables, dado que utilizan dos fuentes de propulsión, con el proceso de recarga solo recuperan la autonomía en modo cero emisiones.
El proceso se puede llevar a cabo en cargadores de uso público o privados. La recarga doméstica exige la instalación de un punto de recarga en el domicilio. En la actualidad muchos fabricantes asumen el precio de instalación; además, el titular puede solicitar la ayuda del Plan Moves III para así reducir el coste y la ayuda del Gobierno para desgravar hasta un 15% del precio en la declaración del renta.
En lo que respecta a la recarga pública, una de las claves para sacarle el máximo partido es tener claro el tema de la potencia. La teoría es sencilla: a más potencia, menos tiempo. Pero en la práctica es importante saber cuál es la potencia máxima que admite el vehículo, ya que de nada servirá cargar en un punto rápido o ultrarrápido (más de 50 kW) si el coche solo admite 22 kW.
En la actualidad, hay cuatro niveles de potencia de carga:
- Carga lenta. Es la habitual en el ámbito doméstico; requiere un cargador con corriente alterna monofásica. El tiempo de recarga depende de la potencia eléctrica contratada en el domicilio que normalmente oscila entre 3,7 kW y 7,4 kW (son pocos los hogares que llegan a esta cifra).Con una potencia de 3,7 kW el tiempo de recarga ronda las 8 horas; con 7,4 kW el tiempo se puede reducir a la mitad.
- Carga semirrápida. Es la que se lleva a cabo a potencias de entre 11 y 22 kW. Este tipo de carga solo es posible si se cuenta con corriente trifásica de 400V. Los tiempos de espera dependen de la capacidad de la batería; de media son 3 horas para cargadores de 11 kW y la mitad para 22 kW
- Carga rápida. Es la que se realiza con puntos de carga de corriente continua y con a 50 kW de potencia
- Carga ultrarrápida. Por el momento los puntos de recarga ultrarrápidos son escasos. Reciben esta denominación aquellos que superan los 150 kW de potencia y, a día de hoy, llegan a 400 kW
Mantenimiento
La revisión o mantenimiento coche es un proceso básico para que garantizar que se encuentra en las mejores condiciones de uso posibles. La máxima que defiende que no hay que descuidarlo es sencilla: cuanto mejor se encuentre el vehículo, mejor será su respuesta a cualquier situación imprevista en la carretera y menos averías sufrirá.
Un motor eléctrico prescinde de cientos piezas y componentes móviles que se desgastan con el uso y el paso del tiempo. Al tener menos piezas, hay menos elementos sometidos a desgaste y, por tanto, no son necesarias ciertas operaciones de mantenimiento típicas de los vehículos de combustión, lo cual se traduce en un menor desembolso futuro.
En un coche eléctrico, no hay que cambiar el aceite, las bujías, el filtro del aire y combustible o la correa de distribución. A esto hay que añadir cierto elementos que sí incluyen los vehículos eléctricos, pero que se desgastan menos que en los de combustión. Uno de los más evidentes son los frenos. Lógicamente, en un coche eléctrico hay que cambiar las pastillas y discos, pero mucho más tarde, ya que el sistema de frenado de estos vehículos sufre menos el desgaste, al contar con la frenada regenerativa.
Del mismo modo, se pueden retrasar un poco más las revisiones: mientras en un vehículo tradicional se recomienda hacerla de manera anual o cada 20.000 kilómetros, en uno eléctrico se puede hacer cada dos años o 30.000 kilómetros.
Indicar finalmente que, a la hora de pasar esas revisiones, en los coches eléctricos se presta especial atención a componentes específicos, como el motor eléctrico, las conexiones y, sobre todo, la batería.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe