Cada vez oímos más hablar de combustibles sintéticos o e-fuels, que no se obtienen del petróleo sino de aire, agua y electricidad. La realidad es un poco más compleja y también hacen falta procesos industriales costosos y catalizadores para acelerar las reacciones químicas necesarias. ¿Serán la salvación del motor de combustión interna? Sí y no.
En los coches eléctricos, la electricidad que inyectan los cargadores se transforma casi en su totalidad en energía disponible en las baterías. Esa energía se aprovecha en más del 90% por parte de los motores eléctricos, por lo que son muy eficientes. De hecho, el ser humano no ha inventado nada que aproveche más la energía.
e-fuel, el combustible que Europa quiere aceptar como ‘equivalente’ a los eléctricos
Lo que los defensores de los combustibles sintéticos no saben -o no quieren saber- es que la misma cantidad de electricidad, incluso siendo renovable, da para hacer bastante menos kilómetros. Supongamos que podemos disponer de 15 kWh de electricidad, ¿cuántos kilómetros vamos a poder recorrer con ella?
Hasta 5 veces menos kilometraje con e-fuels
Si inyectamos esos 15 kWh en las baterías de un coche eléctrico muy eficiente –te recordamos algunos ejemplos de bajo consumo– podremos recorrer unos 100 kilómetros. La misma cantidad de electricidad, empleada para realizar electrólisis (romper moléculas de agua para tener hidrógeno), nos permitirá recorrer 35 kilómetros con un coche de pila de combustible. Son casi tres veces menos eficientes.
Sin embargo, esos 15 kWh de electricidad solo van a dar para recorrer 20 kilómetros con un motor térmico si la empleamos para crear cadenas de hidrocarburos a partir de aire y agua, y todo esto sin emplear una gota de petróleo fósil. Como podemos ver, resulta muchísimo más rentable, económico y ecológico emplear la electricidad directamente en baterías electroquímicas, no en “crear” combustibles.
Cuando hablamos de que algo es ineficiente, es sinónimo de que va a ser caro. De momento, previsiones muy optimistas creen que se podrá alcanzar un precio de 2 euros por litro en combustibles sintéticos, y eso cuando se hayan masificado, porque ahora son muchísimo más caros. Y como requieren mucha electricidad, ya tenemos la seguridad de que van a ser escasos y caros. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Los combustibles sintéticos tienen aplicaciones interesantes en el mundo de la competición, porque se reduce notablemente la huella de carbono en las carreras (que sean eficientes importa algo menos), y también tendrán sentido para mantener circulando coches muy especiales, históricos y de colección incluso cuando la producción de petróleo sea cero.
Ahora bien, la mencionada escasez e ineficiencia, que es muy difícil de superar con las leyes de la física y de la química en la mano, hará que no vayan a ser una solución para el ciudadano corriente y moliente. En el verano de 2022 pudimos comprobar cómo afecta a nuestras economías el destinar unos 100 euros a llenar un depósito (bastan 50 litros). Sirve para darse un capricho, pero para todos los días o un uso habitual no tiene ningún sentido.