El primer sistema completo de baterías de litio sin cobalto para vehículos eléctricos es europeo. Se trata de un hito importante para la Unión Europea que, según Transport & Environment, necesitará importar entre el 35% y el 60% de los metales imprescindibles en la fabricación de baterías.
El paquete de baterías, que cuenta con innovaciones en seguridad, control y eficiencia para la próxima generación de baterías, destaca por un menor peso en su diseño. Además, incorpora algoritmos, sensores y comunicaciones desarrolladas por los integrantes del proyecto. Lo ha desarrollado un consorcio de 19 socios de la industria de la automoción, la investigación y la tecnología en el marco del proyecto Cobra, financiado por la Comisión Europea con 12 millones de euros.
Lluis Trilla, investigador senior del Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (IREC), socio coordinador del proyecto, explica que, lo más complicado del proyecto, ha sido la integración de todas las innovaciones en un único demostrador, que ha sido desarrollado con materiales como madera tratada y aluminio reciclado. Como resultado de esta elaboración, el peso se ha reducido en un 30% en comparación con otras baterías.
Las batería sin cobalto
El sistema completo de la batería está compuesto por 96 celdas individuales de iones de litio sin cobalto. En su interior, cuenta con sensores de temperatura, deformación e impedancia que informan del estado de la batería. También se ha integrado un sensor de presión y un detector de gases para conocer cualquier reacción interna.
El demostrador tiene una arquitectura de 400 voltios, la más común en las baterías actuales. Iván Viáfara, ingeniero del Departamento de Sistemas de Baterías de Applus+ IDIADA, explica que el demostrador es “funcional y relevante”, ya que las pruebas que se han llevado a cabo en los prototipos, a nivel de tensión y capacidad, son aplicables a la industria. Viáfara añade: “La madera, uno de los componentes que conforman la carcasa de la batería además del aluminio reciclado, funcionó muy bien en el ensayo de ‘Thermal propagation’, una prueba que consiste en sobrecalentar una celda de la batería a temperaturas extremas para comprobar cómo responde, y los resultados fueron bastante positivos”.
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¿Cuándo se aplicará la nueva tecnología?
Por el momento, en la escala que evalúa el grado de madurez de una tecnología, el sistema se encuadra en un TRL 6. Sin embargo, los expertos responsable del proyecto esperan que, en pocos años, se alcance el TRL 9, que certifica al sistema como exitoso en pruebas en un entorno real.
La fecha de aplicación real podría llegar en 2030 y, gracias a esta tecnología, sería posible conseguir baterías más sostenibles y eficientes, reduciendo así la dependencia europea de materias primas del exterior.
Lluis Trilla concluye: “Ya que se ha desarrollado todo vamos a intentar que el proyecto tenga continuidad y que realmente esto no se quede en un cajón”.
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