- La autonomía real de los coches eléctricos es hasta un 27% inferior a la que aparece en la publicidad, aunque todo se haga dentro de la legalidad.
- Un análisis independiente de la OCU desvela que todas las marcas exageran, con un desfase medio del 15% entre lo que prometen y lo que realmente ofrecen sus vehículos.
- Los 10 coches eléctricos con más autonomía en 2025: más de 790 km con una carga
La cifra de autonomía que ves en los anuncios de coches eléctricos no es tan fiable como parece. Aunque todo se ajuste a las normas de homologación vigentes en Europa, lo cierto es que los datos publicitados distan bastante de la experiencia real al volante.
Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) basado en los datos de consumo energético y capacidad útil de batería de 31 modelos distintos ha sacado los colores a las estrategias de marketing de los fabricantes. En resumen: los números que se muestran al público son sistemáticamente más optimistas de lo que permiten las cuentas.
¿Por qué la autonomía real de un coche eléctrico no es la que se anuncia?
Sobre el papel, la autonomía parece generosa. Pero en la práctica, recorrer esos kilómetros prometidos es otra historia. Las marcas se apoyan en las condiciones más favorables del ciclo WLTP para presentar cifras que no se ajustan al uso diario real.
La temperatura ambiente del protocolo, por ejemplo, se fija en unos agradables 23 ºC. En ese escenario, el consumo se reduce porque no hace falta ni calefacción ni aire acondicionado. Además, el ciclo no contempla pérdidas de energía durante la recarga, algo que sí sucede cuando conectas el coche a un enchufe doméstico o a un punto público.
Cuando se hace el cálculo partiendo de la capacidad útil de la batería y del consumo homologado, los números bajan. El caso del Ford Puma eléctrico es un buen ejemplo: según el dato oficial, ofrece 376 kilómetros de autonomía, pero la autonomía real se queda en 328 km. Esa diferencia de 48 kilómetros representa justo el desfase medio que se ha detectado en todos los modelos analizados: un 15%.
¿Es legal ocultar la autonomía real?
Este tipo de publicidad no vulnera ninguna normativa, ya que sigue los parámetros oficiales del ciclo WLTP, aprobado por la Unión Europea. Pero el matiz está en cómo se interpretan esos datos. El protocolo está diseñado para estandarizar, no para predecir condiciones reales de conducción.
El consumidor medio no suele conocer estas particularidades y termina asumiendo que podrá recorrer sin problemas lo que dice la etiqueta. Cuando eso no sucede, la decepción no tarda en aparecer. Esto contribuye a que haya cierta desconfianza generalizada hacia el coche eléctrico, a pesar de sus ventajas ecológicas y económicas.
Las marcas, en lugar de aclarar esta diferencia en sus anuncios, optan por resaltar el dato más favorable. Por eso sería mucho más honesto, aunque menos impactante a nivel comercial, que se incluyera también el consumo en condiciones de autopista, donde la autonomía real suele reducirse notablemente.
Transparencia y mejoras: las claves para el futuro del coche eléctrico
La autonomía en ciudad no representa el mismo desafío: a velocidades bajas, el consumo se reduce, y con una carga nocturna es más que suficiente para el uso diario. Pero para viajes largos, conocer la autonomía real en carretera es fundamental para evitar sorpresas.
Por otro lado, las ventajas del coche eléctrico no desaparecen por esta falta de precisión. Siguen siendo la opción más limpia en términos de emisiones, y ya hay más de 40 modelos con precios por debajo de los 35.000 euros. El coste por kilómetro también es más bajo, gracias al precio de la electricidad frente a los combustibles tradicionales.
Eso sí, el avance hacia una movilidad sostenible no depende sólo del producto, también del ecosistema que lo rodea. Es urgente ampliar la red de puntos de recarga, sobre todo en ciudades donde millones de personas no disponen de garaje. También es esencial que las ayudas del Plan MOVES III se apliquen directamente al precio de compra y no con meses de espera.
La confianza del consumidor se gana con datos reales, no con cifras optimistas sacadas de laboratorio. Si de verdad se quiere impulsar el cambio hacia una movilidad más limpia, toca hablar claro, mostrar la autonomía real y dejar que el usuario decida con toda la información sobre la mesa.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.