Los coches eléctricos no recargan siempre a la misma velocidad. Como hemos visto anteriormente, las recargas lentas, aceleradas o semirrápidas se hacen con corriente alterna, y las rápidas y ultrarrápidas con corriente continua. La potencia de la recarga, cuanto más alta sea, menor tiempo necesitará, pero no son ritmos constantes. El elemento más lento de la cadena determinará la potencia máxima.
Imaginemos que las baterías de un coche eléctrico son como las botellas de cuello estrecho en su parte superior. La primera parte de la botella se llena muy deprisa, pero la parte superior desborda con facilidad si no se reduce el flujo de agua. Pasa lo mismo con las celdas que componen las baterías, cuanto tienen poco voltaje (carga, para entendernos) se llenan rápidamente, pero en torno al 80% el ritmo baja considerablemente porque deben balancearse unas con otras.
Este proceso de balanceo es inevitable y hace que el ritmo de carga baje en cualquier coche. Por ello, lo más óptimo cuando hay prisa es hacer recargas hasta el 80% y continuar el viaje. Vamos a ver dos ejemplos reales con un Opel Mokka-e con baterías de 50 kWh, modelo que hemos probado recientemente, usando un cargador CCS Combo de 200 kW de Wenea. La potencia máxima de recarga del coche es de 100 kW:
Ejemplo real de recarga ultrarrápida
A la izquierda vemos una recarga del 23% al 68%, en la que se suministraron 22,4 kWh en 20 minutos casi exactos. La potencia máxima del coche, 100 kW, se alcanzó brevemente, bajó a casi 80 kW la mayor parte del tiempo, y cerca del 60% el ritmo cayó a algo más de 50 kW. Dicho en otras palabras, el ritmo de recarga fue de 1,12 kWh por minuto, o 67 kWh por hora.
A la derecha la carga fue más prolongada, del 26% al 90%, con 31,7 kWh suministrados en 42 minutos, el doble de tiempo. Se puede apreciar que el ritmo medio es notablemente más lento, 0,75 kWh por minuto, o 45,3 kWh por hora. En las cercanías del 80% de capacidad útil empieza a recargar a menos de 20 kW. Por lo tanto, si de lo que se trata es de ahorrar tiempo, no merece la pena cargar más en esas condiciones.
Ambas recargas se hicieron en el mismo punto de recarga, con temperaturas de más de 20 ºC.
Utilizando recargas rápidas y ultrarrápidas vamos a recuperar energía más rápido que la gastamos. ¿Qué significa esto? Supongamos que recorremos 100 km en una hora, a una velocidad de 120-130 km/h, utilizando la climatización y todos los elementos de confort del coche. La media de consumo rondará los 20-30 kWh/100 km, aunque en algunos coches eso puede ser menos. A un ritmo medio de 67 kW, como en el primer ejemplo, la energía se recupera a un ritmo real de más de 200 km/h.
En otras palabras, no merece la pena circular “despacio” (90-100 km/h) para evitar tiempo de recarga. Eso sí, tampoco conviene circular por encima de los límites de velocidad por una larga lista de razones: posibles sanciones, distancias de detención más largas, más estrés para el conductor, riesgo de accidente más elevado, etc.
Dicho esto, si tu coche eléctrico puede recargar a más de 50 kW de forma estable (no que su recarga máxima sea de 50 kW), puedes conducir a 120 km/h con el control de crucero sin preocupación alguna.
Ignoro la diferencia de consumo que puede tener un vehículo como este a velocidades de 90 o 120 km/h pero voy a tomar como referencia el dato que das para una y otra, respectivamente: la media de consumo rondará los 20-30 kWh/100 km.
Suponiendo que estamos cargando a 50 kW de potencia, esos 10 kWh de diferencia que supone recorrer 100 km a una y otra velocidad nos supondrían 12 minutos.
En tiempo, recorrer esos 100 kms supone una diferencia de poco más de 15 minutos a una y otra velocidad.
Demasiado ajustada la diferencia de tiempo (12 minutos en carga frente a 16 a velocidad lenta) para decir que no merece la pena circular “despacio” (90-100 km/h) para evitar tiempo de recarga.
Por otra parte, la reducción de autonomía supone cada 100-150 km tener que desviarse, parar, gestionar el pago, esperar mientras se carga, y retomar el viaje, vamos, todo un viacrucis.
Habrá que esperar a que avance la tecnología para que viajar en este tipo de vehículos pueda hacerse de un modo práctico, y aún así, la electricidad no se puede transportar en una garrafa, si tienes que rescatar a algún amigo descuidado que ha apurado demasiado la autonomía (o que el punto de carga que se ha planificado está abarrotado y no tiene suficiente carga para ir al siguiente)
Carlos, recuperas energía a un ritmo más rápido que la gastas, por eso dije que no merecía la pena circular a velocidades propias de camión o autobús para ahorrarte tiempo de recarga.
¿Cuál es el punto en el que esto deja de funcionar? Si tu consumo medio por autopista es, pongamos 30 kWh/100 km, en el momento en el que recargues a menos de 30 kW ya estarías “perdiendo tiempo”. Dependiendo del coche y el operador, Plug&Charge te puede ahorrar tiempo. Si no, efectivamente has de contar en tus cálculos con 2-5 minutos extra para poner en marcha el cargador con la app de turno y que el proceso de recarga efectivamente comience.
En la era de las gasolineras tampoco llegábamos, parábamos, y dos tíos metían una manguera de alta presión para salir pitando. Siempre hemos perdido tiempo en ir al baño, la cola para pagar, que si el gasolinero no tenía cambio o que si el PIN de la tarjeta. No vivimos en competición, hay que resignarse a perder minutos en procesos no estrictamente necesarios.
Saludos.
Muchas gracias por la respuesta.
Efectivamente, conociendo las ubicaciones de los puntos de carga se puede planificar el viaje y optimizarlo en base a los criterios de disponibilidad, autonomía, velocidad de la carga e incluso precio de la energía. Sin duda, cada vez habrá más cargadores, pero también más usuarios, y la probabilidad de encontrarse alguien haciendo una carga de 40 minutos aumenta.
De todas formas, tal vez no lo expuse correctamente: creo que, en trayectos largos, con paradas cada 150 kms o más, sí merece la pena ir más despacio, ya que ese tiempo de más, puedes terminar perdiéndolo más tarde al recargar. Lo explico más adelante, en otro mensaje, que es la tercera vez que pierdo lo redactado.
Hola. He hecho unos cálculos rápidos y aproximados, la capacidad de la batería sería de unos 65 kW, y suponiendo un consumo de 20kW/100, tendríamos una autonomía ligeramente superior a 300 km, me sale esto:
– En los 10 primeros minutos consigues 100 km de autonomía (20 kW, del 25% al 55%)
– Los siguientes 10 minutos consigues 50 km más, y tendrías 150 km (total 20 minutos 30 kWh que es lo que hiciste en la opción 1)
– Y si esperas otros 20 minutos más, consigues 75 km mas (40 minutos 45 kWh tal y como pasó en la opción 2)
Es decir que lo más eficiente sería recargar 10 minutos y hacer 100 km, volver a recargar 10 minutos para volver a hacer 100 km, y así sucesivamente.
Espero que haya bastantes cargadores cerca de la ruta que vayas a hacer, que funcionen correctamente y no te tengas que desviar mucho.
El problema que le veo es que si apuras mucho la batería, en algún momento te vas a quedar sin carga a unos pocos km del cargador. Puede que a alguien le entre ansiedad por quedarse sin batería durante un rato en el móvil, pero es que si te pasa con el coche eléctrico, hay que llamar a asistencia, porque no puedes ir a por una lata de gasolina al pueblo más cercano…
Esos problemas dejan de serlo con A better route planner (ABRP) o cualquiera que te ponga un algoritmo de optimización de rutas delante de tus narices. Llegas tan tranquilo y tan pancho a cargadores con un SoC del 10-15%, lo cual puedes obviamente configurar a tu gusto. Y como cada vez hay más cargadores, se retroalimenta lo que he dicho.
Saludos.