Durante décadas, los problemas energéticos de Estados Unidos se han podido medir en las importaciones de petróleo, pero la transición energética está trayendo nuevos problemas para el país de las barras y las estrellas.
Las nuevas preocupaciones de Estados Unidos tienen nombre propio: litio y grafito. Sin estos minerales, la industria del vehículo eléctrico puede quedar gravemente estancada. El objetivo ahora es pelear por el control de las cadenas de suministro de tecnología limpia contra un país que las ha estado construyendo durante años. Creo que no hace falta deciros cuál es el país.
La hegemonía china
China representa actualmente más del 70% de la capacidad mundial del procesamiento de litio. No obstante, una batería de iones de litio contiene mucho más grafito de media.
El grafito es el material principal utilizado en el ánodo de la batería. Su función es retener los iones de litio durante la carga y liberarlos cuando se necesita energía.
En una batería de vehículo eléctrico de 60 kWh, podríamos encontrar cerca de 55 kilos de grafito y algo menos de litio, unos 9 kg. La cuestión es que, aunque la mezcla de otros materiales como cobalto y níquel puede cambiar en el cátodo, el lugar del grafito en el ánodo es inamovible.
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Control de China sobre el grafito
Una vez visto esto, se suma otra situación: el control chino sobre el grafito es aún más estricto que el del litio.
Con este último material, China solo tiene el poder en el procesamiento, no en la minería. Sin embargo, el gigante asiático representa más del 66% de la minería de grafito natural, cerca del 60% de la producción de grafito sintético (una alternativa a partir de subproductos del petróleo) y prácticamente el 100% de la producción de grafito esférico recubierto (CSG), el más utilizado en las baterías. En consecuencia, China también representa el 98% de las expansiones anunciadas de capacidad de fabricación de ánodos hasta 2030.
Estados Unidos lo tiene difícil
Según The Washington Post, Estados Unidos no extrajo grafito en todo 2022 ni para fabricar un lápiz. Incluso si lo hubiera hecho, tendría que haberlo enviado a China para su procesamiento.
Es un dato alarmante si ponemos sobre la mesa los objetivos de Biden y los planes de inversión de los fabricantes automovilísticos, que requieren la venta de millones de vehículos eléctricos cada año.
Para concluir, otro dato: con baterías de 60 kWh, un millón de vehículos eléctricos necesitaría 80.000 toneladas de grafito. La demanda estadounidense de este material para todos sus usos finales, ya sea de baterías o de otro tipo, fue de solo 72.000 toneladas.