Hemos hablado en otras ocasiones sobre los diferentes colores del hidrógeno, que sirven para clasificarlo en función del tipo de energía en su proceso de producción. Esta vez, el protagonista es el hidrógeno rojo, sobre el que se está trabajando actualmente en Japón.
Mientras que el hidrógeno verde es generado con energías renovables mediante el proceso de electrólisis, el hidrógeno rojo se genera a través de la electrólisis alimentada por energía nuclear. En este sentido, las altas temperaturas de los reactores nucleares pueden utilizarse en la producción de vapor para una electrólisis más eficiente o un reformado de metano con vapor a base de gas fósil.
Por supuesto, se trata de una tecnología novedosa que todavía tendrá que enfrentarse a una serie de retos. A nivel mundial, es evidente como Europa y Estados Unidos han apostado por la electrificación con baterías. Sin embargo, en Japón creen en los vehículos de pila de combustible de hidrógeno como una parte clave del futuro de la movilidad.
La apuesta de Japón por el hidrógeno rojo
Con el fin de diversificar las tecnologías energéticas para reducir las emisiones de carbono, Japón ha puesto la vista sobre el hidrógeno como una de las soluciones más viables. Por ello, el país cuenta ya con una amplia cadena de suministro de hidrógeno y alberga fabricantes que apuestan por la tecnología de pila de combustible de hidrógeno.
Blanco y dorado, los nuevos colores del hidrógeno que van a cambiar las reglas del juego
En este sentido, el país dispone de la planta de producción de hidrógeno verde más grande del mundo, Fukushima Hydrogen Energy Research. Sin embargo, producir hidrógeno verde todavía conlleva altos costes que lo hacen menos competitivo que otras opciones. Aun así, el hidrógeno, con una densidad de energía específica que sobresale sobre el resto de los combustibles, es sin duda una de las opciones más viables para sustituir a los combusitbles fósiles.
Uno de los principales retos del hidrógeno es la necesidad de compresión a altas presiones para su correcto uso, lo que dificulta su almacenamiento y transporte. Por otro lado, aporta beneficios como una velocidad de rpeostaje similar a la de un vehículo convencional. Además, el aumento de los precios del petróleo también están contribuyendo a considerar al hidrógeno como una opción.
Por otro lado, otro de los retos que se plantea es la competitividad en costes, ya que la producción de hidrógeno rojo requiere de tecnologías y equipamiento específicos. Por supuesto, las tecnologías deben ser escalables a niveles industriales para que puedan producir hidrógeno en grandes volúmenes. Además, el proceso debe ser evaluado en materia ambiental, determinando el impacto del ciclo de vida total.
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