¿Se puede sobrevivir con un coche eléctrico sin un punto de recarga en casa? Sí, se puede. Y con una dificultad añadida: sin gastar ni un euro en recargas. Sí, también se puede. Lo hemos comprobado durante dos semanas al volante de un Renault Megane e-Tech cien por cien eléctrico
Como firmes defensores de la movilidad eléctrica siempre diremos que un enchufable es la mejor opción para tus desplazamientos, especialmente si son eminentemente urbanos. Pero, esta vez pasamos de la teoría a la práctica; nos metemos en la piel de muchos conductores que se plantean la compra de un enchufable pero no quieren/pueden instalar un cargador en su domicilio.
¿Conducir un eléctrico sin cargarlo en casa por la noche? ¿Nos hemos vuelto locos?
Renault Mégane eléctrico, algo más de 300 km de autonomía REAL
Para nuestra prueba hemos elegido un Renault Mégane cien por cien eléctrico.
La versión probada equipa un motor eléctrico de 160 kW, que se alimenta de una batería de 60 kWh (una de las más potentes de su segmento) y homologa una autonomía que ronda los 450 km con cada recarga.
Esto, sobre el papel porque tras recorrer casi 1000 km en uso mixto (y disfrutando del Modo Sport), nosotros hemos conseguido rozar los 350 km de autonomía real. Dicho de otro modo, hemos podido cubrir todas nuestras necesidades de movilidad con dos recargas completas y alguna parcial de la batería. Y sí, sin punto de recarga doméstico.
Al recoger nuestra unidad de pruebas ponemos el contador a cero. Dos semanas después, lo devolvemos tras haber recorrido 831,4 km. Esto supone que hemos hecho una media de 55,4 kilómetros diarios; cifra que, de acuerdo con numerosos estudios corresponde a la media que realizan los conductores de coches eléctricos.
Hemos utilizado el Mégane e-Tech eléctrico para acudir tres días en semana al trabajo y cubrir desplazamientos diarios para hacer compras, llevar a los pequeños de la casa a extraescolares y una escapada a la sierra el fin de semana.
Del modo Eco al modo Sport
Durante nuestra prueba hemos tratado de sacar el máximo partido al sistema de gestión de energía del Renault Megane eléctrico, pero sin obsesionarnos por buscar la máxima eficiencia.
El Megane permite elige tres modos de conducción (Eco, Confort y Sport) a los que se suma un cuarto denominado Perso (por personal) y que permite que sea el conductor el que regule parámetros como el funcionamiento del motor y el esfuerdo de la dirección a su gusto.
Decir que nos ha parecido todo un acierto lo de colocar el botón que gestiona el cambio de un modo a otro en la parte baja del volante: su uso es muy cómodo, sin necesidad de apartar la vista de la carretera.
En recorridos urbanos hemos utilizado de forma principal el modo Eco. Este limita la potencia y la velocidad máxima a 105 km/h; mientras que la dirección y el tacto de los pedales son algo más duros con este modo de máxima eficiencia.
No nos hemos resistido a la tentación de sumar kilómetros en el modo Sport, especialmente en los viajes de ida y vuelta a la sierra de Madrid. Sin limitaciones la autonomía del Megane eléctrico merma, pero nos parece un sacrificio más que justificado por disfrutar de lo que es un coche eléctrico de 220 CV de potencia a pleno rendimiento.
Del total de nuestra prueba, hemos realizado un 55% en modo Eco, un 25% en modo Sport y el porcentaje restante hemos jugado con el modo Confort y el Perso. Y, sí, hemos constatado diferencias en lo que a consumo se refiere.
En un recorrido idéntico, manteniendo la misma velocidad, hemos registrado un consumo de 14,6 kWh/100 km para el modo Eco; 15,9 kWh/100 km en modo Confort; y 17,8 kWh/100 km en modo Sport.
Mención aparte merece el sistema de recuperación de energía en las frenadas que cuenta con tres niveles que se gestionan desde las levas colocadas tras el volante. A cada salto, se aprecia cómo dirección y pedales se endurecen hasta el punto de que con la máxima regeneración la conducción se aproxima mucho a la que ofrece la tecnología one-pedal.
Recarga ‘por la cara’
Con este Megane eléctrico el reto era doble: no podíamos recargar en un cargador doméstico; tampoco pagar por las recargas.
¿Qué nos queda entonces? Centros comerciales, restaurantes, supermercados… Esto no es un inconveniente más allá de asumir que la recarga será más lenta y que, en alguna ocasión, nos tocará esperar hasta que el cargador quede libre (por cierto, que nos hemos encontrado más de un coche de combustión aparcado en una plaza con cargador y algún que otro eléctrico aparcado pero sin cargar y ambas acciones son sancionables).
El Megane con batería de 60 kWh puede recuperar 50 km de autonomía en un punto de 7 kW y 150 km en una hora si se enchufa a un cargador de 22 kW.
Los tiempos de espera registrados durante estas dos semanas han oscilado entre las 8 y las 10 horas para una recarga completa (sin que la autonomía restante haya bajado en ningún momento de los 100 km). Ambas cargas las hemos realizado en una conocida cadena de tiendas que no limita el tiempo de recarga.
También hemos ido sumando kilómetros aprovechando la compra de la semana en otros establecimientos y parkings privado (aquí hemos pagado por la estancia en el aparcamiento, no por la electricidad).
Entonces, ¿se puede sobrevivir con un coche eléctrico sin punto de recarga en casa?
La respuesta tras utilizar un Megane eléctrico como único medio de transporte durante dos semanas la respuesta es sí, pero para ser del todo veraces con lo vivido, hay que hacer matizaciones.
Com un coche eléctrico con más de 350 km de autonomía real y sin llegar a 500 km a la semana puedes pasar la semana con una única recarga. En nuestro caso hemos tenido la suerte de que tener un punto público y gratuito cercano que permite recargar sin límites (ojo, porque muchos supermercados cortan pasados 30 o 60 minutos).
Pero en alguna ocasión hemos tenido que esperar e, incluso, ir y volver en varias ocasiones hasta encontrar el punto libre. Y esto, con el ritmo de crecimiento de ventas electrificadas se pondrá cada vez más complicado.
Depender de la recarga pública, incluso si pagas por una cargador rápido, exige programar las esperas y contar con una estación cercana.
¿Es posible? Sí. Pero tener un punto doméstica en el que cargar por la noche sigue sigue siendo la mejor opción.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe