- Una exdueña de Tesla cuenta por qué eligió cambiar a la marca BYD: “Ya no quería cargar con ese ruido de fondo”.
- ¿Puede una marca china plantar cara a Tesla? La historia de una médica europea que vendió su Model 3 revela más de lo que parece.
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No fue una decisión impulsiva, pero sí meditada tras mucho desgaste. Mahican Gielen, médica residente en Dinamarca, condujo durante tres años un Tesla Model 3, hasta que decidió venderlo y apostar por un modelo eléctrico fabricado en China. La razón de fondo: no podía seguir conduciendo un coche cuya marca le generaba incomodidad.
Ella no buscaba una batalla ideológica ni una reivindicación personal. “Ya no quería cargar con ese ruido de fondo”. Así resume su cambio, que tuvo más que ver con valores que con prestaciones. Eso sí, el salto fue más profundo de lo que esperaba.
Harta de Tesla, harta de Musk
A Gielen siempre le gustaron los coches eléctricos. “Durante años soñé con tener un Tesla”, cuenta. Cuando por fin lo consiguió, fue como cumplir una vieja promesa. Sus hijos estaban encantados y ella también, sobre todo con la tecnología, la autonomía y el diseño minimalista. Pero con el tiempo, la ilusión empezó a diluirse.
Primero vinieron los ajustes de precios de la marca, que llegaron justo después de su compra. Luego, la omnipresencia de Elon Musk en debates políticos, especialmente tras ponerse en línea con figuras como Donald Trump. Para Gielen, eso fue suficiente. Lo que en un principio era entusiasmo, se convirtió en incomodidad cada vez que alguien le preguntaba por el coche. La figura del CEO de la marca dejó de ser un visionario y pasó a ser una fuente de estrés.
“Sentía que, en vez de disfrutar el coche, tenía que justificarlo”. Y en ese momento supo que algo tenía que cambiar.
El nuevo rumbo: bienvenida BYD
El pasado mes de abril puso a la venta su Model 3 y se llevó unos 150.000 coronas danesas (unos 22.000 dólares), mucho menos de lo que había pagado. Aun así, estaba decidida a empezar de cero y apostó por un SUV que no estaba en sus planes iniciales: el BYD Sealion 7 Excellence.
Lo descubrió en un concesionario casi por casualidad y se dejó llevar por el diseño. Reconoce que fue una compra emocional, pero acertada. El vehículo le sorprendió por su solidez: no hay crujidos, las puertas encajan bien incluso con frío, y la sensación de calidad es evidente.
Aunque la interfaz digital del modelo de BYD le resulta algo más lenta, valora detalles que había olvidado como los botones físicos. “Hay cosas que agradeces volver a tener”, dice, en clara referencia al ecosistema completamente táctil de Tesla. Además, destaca que este modelo le transmite más robustez. Para ella, el Tesla era como un gadget con ruedas. Este, en cambio, se siente como un coche de verdad.
Lo que se deja atrás del Tesla y lo que se gana con BYD
Cambiar de marca no significa olvidar lo bueno. Gielen admite que hay funcionalidades del Model 3 que aún añora. Por ejemplo, el desbloqueo automático con el móvil, el puerto de carga que se abría solo o la posibilidad de descongelar los cristales desde la app en pleno invierno. También lamenta que la aplicación de BYD esté menos desarrollada que la de Tesla y que su coche nuevo no tenga algunos modos lúdicos que a sus hijos les encantaban.
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Pero frente a esas pérdidas, ve una ganancia clara: la paz mental. Ya no tiene que explicarse cuando alguien menciona a Musk. No siente que el CEO hable por ella. Y aunque sabe que la decisión no fue barata, para ella fue un alivio.
Además, le entusiasma la idea de que las marcas chinas irrumpan en el mercado europeo. Considera que han traído frescura a un sector que, en su opinión, se estaba quedando plano. Si eso empuja a las marcas tradicionales a arriesgar más, mejor para todos.
¿Trae BYD una nueva era para el coche eléctrico?
Mahican Gielen no intenta convencer a nadie. Sabe que cada conductor tiene sus prioridades. Pero cree que su historia refleja un fenómeno más amplio: la conexión emocional que tenemos con nuestras marcas tecnológicas también puede romperse.
Apostar por BYD no fue sólo un cambio de coche. Fue una forma de dejar atrás una narrativa que ya no le representaba. “Tesla fue mi primera vez en la movilidad eléctrica. Pero ahora necesitaba otra cosa”.
Su historia no es única, pero sí reveladora. Porque en un mercado que cambia tan rápido como el de los vehículos eléctricos, las decisiones personales pueden tener más peso que cualquier estrategia corporativa.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.