Tras más de 180.000 km recorridos y 530 días en operación, se han completado con éxito las pruebas de los dos primeros trenes de hidrógeno en circulación del mundo. Se trata del Coradia iLint de Alstom, un tren regional dotado con pilas de combustible que transforman oxígeno e hidrógeno en electricidad, aportando una alternativa a las líneas no electrificadas en las que hasta la fecha solo circulaban trenes diésel.
Pruebas de Alstom
Los trenes de Alstom han estado en circulación desde septiembre de 2018 prestando servicio regular con pasajeros en el estado federal Baja Sajonia en Alemania. Tras el periodo del pruebas, se inicia ahora una nueva fase del proyecto que terminará en 2022 con la incoporación de 14 trenes de hidrógeno Coradia iLint que sustituirán a los actuales propulsados con diésel.
El operador alemán LNVG ha sido el primero en apostar e invertir en la tecnología de hidrógeno, con la firma de un contrato para la adquisición de 14 trenes Coradia iLint, un
contrato que incluye 30 años de mantenimiento y el suministro de energía.
El proyecto forma parte del compromiso con la movilidad sostenible del estado de Baja Sajonia, en Alemania. Alstom producirá los trenes con pilas de combustible para LNVG y será responsable del mantenimiento de los vehículos en su planta de Salzgitter. La compañía de gas e ingeniería Linde, por su parte, instalará y operará una estación de repostaje de hidrógeno cerca de la estación de Bremervörde.
Tren de hidrógeno Coradia iLint
El Coradia iLint es el primer tren regional de pasajeros del mundo equipado con pilas de combustible, que convierten el hidrógeno y el oxígeno en electricidad, eliminando así emisiones contaminantes derivadas de la propulsión. Este tren completamente libre de emisiones es silencioso y solo emite vapor de agua.
Entre las innovaciones que presenta este tren de hidrógeno destacan el almacenamiento de energía en baterías, la gestión inteligente de la potencia motriz y la energía disponible y, por supuesto, la conversión de energía limpia.
El Coradia iLint está diseñado específicamente para su utilización en líneas no electrificadas y dispone de una autonomía de 1.000 kilómetros muy similar a la que tienen los trenes diésel.
Aunque existen diversos y numerosos proyectos de electrificación en varios países europeos, una buena parte de la red ferroviaria europea seguirá siendo no electrificada durante mucho tiempo. En el caso de España, tenemos más de 5.000 km de líneas no electrificadas, así como 200 trenes diésel circulando por ellas.
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