La patronal de la movilidad eléctrica, AEDIVE, ha puesto de manifiesto su preocupación por trasladar un mensaje erróneo a los usuarios y potenciales usuarios de vehículo eléctrico a través de la información que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha publicado en la página web “Euros por cada 100 kilómetros”, ya que recargar un vehículo eléctrico supone importantes ahorros económicos frente al repostaje de combustible y no se refleja realmente esa ventaja en los precios.
Dicha información establece dos precios para la recarga eléctrica, uno para la doméstica, con un coste de 2,21€/100 km, y otro para la recarga rápida, de 6,16€/100 km, buscando así cumplir con la normativa comunitaria y nacional, que establece que todas las estaciones de servicio con ventas superiores a 5 millones de litros y aquellas que vendan combustibles alternativos deberán tener, a partir del 1 de abril, un panel informativo con los precios nacionales en euros por cada 100 kilómetros de los combustibles mayoritarios.
No es lo mismo repostar que recargar
Desde AEDIVE señalan que la adopción del vehículo eléctrico conlleva unos patrones y hábitos de uso completamente nuevos y distintos a los de los vehículos de combustible y que, por ello, la recarga es notablemente más barata que el repostaje.
Mientras que un vehículo de combustión siempre tendrá que acudir a una estación de servicio si quiere que su vehículo funcione, el usuario de un vehículo eléctrico tiene dos formas de alimentar sus baterías al margen de las estaciones de servicio. La principal (más del 90% de sus necesidades) es la que se realiza en el hogar o lugar de trabajo, a unos precios significativamente más baratos respecto al repostaje de un vehículo de combustión, y la de oportunidad en el sector terciario (hoteles, centros comerciales, restaurantes, supermercados, parkings públicos, etc.).
Asimismo, mientras que repostar combustible es una operación que no ve alterado el flujo del combustible en el depósito, la recarga de un vehículo eléctrico difiere en función de la potencia del punto de carga y del tipo y tecnología de la batería, lo cual afecta a los tiempos de recarga y también al precio del servicio.
En resumen, los retos que AEDIVE observa para la movilidad eléctrica a la hora de establecer precios en línea con los que se establecen para el combustible son:
- Diferencias de uso. Repostar combustible en una estación de servicio es la única forma que tiene un vehículo térmico de poder funcionar, mientras que, en un eléctrico, la principal recarga es la vinculada y la de oportunidad, de las que carece la combustión.
- Comparar lo incomparable. El repostaje de un vehículo térmico siempre es igual. Sin embargo, no da el mismo servicio una recarga rápida que una ultrarrápida o que una semi rápida. Por tanto, comparar el coste por kilómetro en una estación de servicio con otra, si ambas tienen a disposición del usuario tecnologías de recarga con diferentes potencias, no tiene sentido, porque en un sitio cargará el cliente más rápido y en otro tardará más, y no se está comparando el servicio en términos equitativos, ya que solo se compara precio por kilómetro.
- Falta de homogeneización en el precio al cliente final. El establecimiento de los precios de la energía entregada en cada infraestructura está más cerca de las tarifas de telefonía móvil que de los precios de una estación de servicio normal. Los operadores de recarga pueden hacer paquetes de kWh, de kilómetros o usando otros parámetros, de manera que el precio unitario difiere de un cliente a otro. Si se estipula un precio, será difícil que coincida con el del contrato.
Desde AEDIVE se han comprometido con la Secretaría de Estado de Energía del MITECO para remitir una propuesta que permita dejar claro al usuario de vehículo eléctrico estos conceptos.
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