Todo se basa en la teoría de compensación del riesgo: cada conductor está dispuesto a aceptar un nivel de riesgo constante y cuanto más seguro se siente en su coche, más riesgos asume. Esto, en un vehículo con sistemas ADAS, se traduce en una serie de vicios al volante
Pegarse más al coche que le precede, distraer la atención, no realizar comprobaciones visuales o conducir con somnolencia son algunos de los vicios que los conductores están adquiriendo por culpa de los sistemas de las nuevas tecnologías.
Estos vicios que tienen mucho que ver con la teoría de compensación del riesgo, que explica que cada conductor está dispuesto a aceptar un nivel de riesgo constante y cuanto más seguro se siente en su coche, más riesgos asume.
Llevándolo al extremo: si fuéramos en coches de cristal conduciríamos de un modo mucho más prudente, al ser conscientes de que cualquier accidente tendría consecuencias serias; en el polo opuesto, cuando circulamos en automóviles súper seguros, aumentamos la velocidad y somos menos precavidos, al sentirnos más protegidos.
La conclusión la firma Carglass. La compañía especializada en reparación y sustitución de lunas ha analizado los hábitos de conducción de quienes utilizan un coche equipado con lo más novedoso en sistemas de ayuda. “Como todas las tecnologías a nuestro servicio, hay que utilizarlas correctamente para obtener todos sus beneficios”, explican.
Los seis vicios de quienes conducen un coche con sistemas ADAS
- Si tiene Frenado autónomo de emergencia
Como el conductor sabe que su coche va a avisarle y a frenar solo en caso de detectar un riesgo de colisión, se pega más al coche que le precede o distrae durante más tiempo la atención (con la radio, el móvil…) mientras circula entre tráfico denso.
Si se trata de un sistema de frenado autónomo de emergencia con detección de peatones, además, se relaja el nivel de atención al posible cruce imprudente de peatones (sobre todo, niños) en zonas urbanas, pensando que el coche va a detectarlos y a frenar solo evitando un posible atropello
- Si tiene Mantenimiento de carril
Como el conductor sabe que el coche se mantiene dentro del carril y de la calzada por sí solo, se permite a sí mismo conducir con somnolencia
- Si tiene Alerta de Tráfico Cruzado
Sabiendo que su coche equipa un sistema de alerta de tráfico cruzado, el conductor se incorpora marcha atrás a una vía sin realizar comprobaciones visuales, confiando ciegamente –nunca mejor dicho- en el funcionamiento del sistema - Si tiene Control de Crucero Adaptativo
Como nuestro automóvil mantiene de forma automática la distancia con el que le precede, el conductor desatiende sus funciones y deja que el sistema siga “guiando” el coche y frene por sí solo cuando, por ejemplo, abandonamos la autopista por una salida con un coche delante
- Si tiene Avisador de ángulo muerto
Conscientes de que este sistema nos alertará de la presencia de otro vehículo en nuestro ángulo muerto, miramos menos por los retrovisores o dejamos de hacerlo
- Si tiene Sensor de aparcamiento
Como el sistema nos avisa con señales acústicas cuando nos vamos acercando a cualquier obstáculo, ni miramos hacia atrás al dar marcha atrás para estaciona
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe