¿Porqué Tesla plantea refrigerar el cable de carga para aumentar la eficiencia y comodidad de las recargas? Aunque no lo parezca la solución que Tesla va a incorporar a la segunda generación de sus supercargadores puede tener mucha importancia en muy poco tiempo.
Los supercargadores de Tesla, a diferencia de otros cargadores, esconden los pesados componentes electrónicos que transforman la corriente alterna en continua lejos de los “surtidores”, habitualmente detrás de una caseta de madera, lo que les da ese aspecto estilizado que vemos en las fotos.
Para poder enviar 120 kW desde el poste de recarga al coche el cable tiene que tener una sección considerable, la necesaria para permitir técnicamente el paso de esa carga y evitar su excesivo sobrecalentamiento, que podría llegar a producir un incendio. Elon Musk, en la pasada reunión anual de los accionistas de Tesla anunciaba la forma que han encontrado sus ingenieros de hacer estos cables más ligeros, más eficientes y más fáciles de usar: mediante refrigeración líquida.
El cableado eléctrico está fabricado con metales de alta conductividad como pueden ser el cobre o el aluminio, de forma que la electricidad pase a través de ellos encontrándose los mínimos obstáculos posibles. La resistencia al paso de la corriente depende de la longitud, la sección transversal, la temperatura y la corriente que pasa a través del cable. Cuanta mayor sea la longitud y mayor la intensidad, la cantidad de colisiones entre los electrones y los átomos del interior del cable será mayor lo que reducirá su eficiencia convirtiendo parte de su energía en calor, que es lo que produce su sobrecalentamiento. Este incrementa el movimiento de los átomos del cable con lo que aumenta la posibilidad de que se produzca mayor número de colisiones, que a su vez aumenta la resistencia del cable y reduce la eficiencia. El calentamiento es por tanto un efecto indeseado durante la carga que, de no controlarse, puede hacer que se pierda eficiencia.
Para reducir la resistencia de un cable se puede aumentar su sección transversal o reducir su temperatura. Con un cable refrigerado se puede transportar una corriente mucho más alta, incluso en climas muy cálidos. La idea de los ingenieros de Tesla es sustituir los pesados y voluminosos cables actuales por otros más flexibles, de menor espesor y que cuenten con refrigeración líquida.
Esto les permitiría a los supercargadores ser mucho más eficientes, menos voluminosos y capaces de funcionar a plena potencia durante mucho más tiempo.
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En el vídeo que acompaña a este artículo vemos el primer supercargador con refrigeración instalado por Tesla. Podemos comprobar que es diferente a los de la primera generación. Incorpora una pequeña abertura en la parte inferior donde se asientan los radiadores de refrigeración. El cable es más delgado y ligero y el botón mecánico de interrupción de la carga ha sido sustituido por otro capacitivo. El termómetro de infrarrojos muestra que el cable mantiene una temperatura muy inferior en su superficie lo que lo hace más agradable de manejar y permite mayor eficiencia.
Este sistema de refrigeración abre la posibilidad de que Tesla pueda aumentar la potencia de sus supercargadores y por lo tanto disminuir aun más los tiempos de carga. El sistema de refrigeración puede bajar la temperatura de forma significativa tanto como para permitir mayores cargas con cables más pequeños y manejables. Los supercargadores actuales funcionan ya a una potencia de 120 kW, e incluso algunos de ellos ya han alcanzado los 135 kW. Una vez más, Tesla parece ir un paso por delante de sus competidores.
Fuentes: transportevolved.com
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.