- El Renault Emblème combina una batería eléctrica y un depósito de hidrógeno para extender su autonomía más allá de los 1.000 kilómetros.
- Este vehículo eléctrico reduce hasta un 90% las emisiones contaminantes a lo largo de su vida útil.
- El Renault Emblème y Ampere se alían para mostrar las más avanzadas tecnologías de descarbonización
Renault ha levantado el telón de un prototipo que, además de mirar hacia el futuro, también propone todo tipo de soluciones para los grandes desafíos de la movilidad eléctrica. Y es que el Renault Emblème no es simplemente otro coche con batería, ya que plantea una fórmula híbrida que une energía eléctrica convencional y pila de hidrógeno para multiplicar su autonomía sin sacrificar el respeto por el medio ambiente.
La propuesta es clara: recorrer más kilómetros, emitir menos gases y reducir la dependencia de los puntos de recarga. A través de su combinación tecnológica, este modelo experimental logra hacer más eficiente cada trayecto, mientras que su diseño aerodinámico y el uso de materiales reciclados consolidan su apuesta por la sostenibilidad.
El Renault Emblème es un auténtico laboratorio para la marca francesa. Este prototipo responde a las necesidades de movilidad actuales, además de anticipar el camino que seguirán las futuras generaciones de eléctricos. Más allá de ser un ejercicio de estilo, es la prueba de que es posible combina autonomía, eficiencia y respeto ambiental en un solo modelo.
Renault Emblème: el concepto eléctrico que rompe los límites de autonomía
El Renault Emblème redefine lo que esperamos de un coche eléctrico gracias a su innovador sistema de propulsión dual. Este modelo no se conforma con una batería convencional, ya que también combina una batería de 40 kWh con un pequeño depósito de hidrógeno de 2,8 kg, permitiendo superar la barrera de los 1.000 km de autonomía en ciclo combinado. Con esta propuesta, la marca Renault elimina de raíz la temida “ansiedad por la autonomía” que todavía condiciona a muchos usuarios de vehículos eléctricos.
A diferencia de otros modelos que dependen exclusivamente de la energía almacenada en sus baterías, el Emblème introduce un equilibrio inteligente entre carga eléctrica y repostaje de hidrógeno. Este último proceso apenas requiere cinco minutos, un tiempo que iguala al de un coche de combustión al pasar por una estación de servicio convencional.
El resultado es una libertad de movimiento pocas veces vista en el mercado eléctrico. A ello se suma un diseño aerodinámico y un peso contenido que maximizan la eficiencia de cada kilovatio y cada gramo de hidrógeno, posicionando al Renault Emblème como una alternativa ideal para quienes buscan recorrer largas distancias con un impacto ambiental mínimo.
Más de 1.000 km sin recargar: ¿cómo lo consigue?
La clave del Renault Emblème para romper la barrera de los 1.000 km sin recargar no reside sólo en su propulsión dual, también en un enfoque integral que une tecnología y diseño eficiente. Desde sus líneas exteriores hasta los materiales que lo componen, todo en este vehículo ha sido pensado para reducir la resistencia al avance y el consumo energético.
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Su carrocería de estilo shooting brake y un coeficiente aerodinámico de apenas 0,25 se logran gracias a detalles como unas llantas cerradas de 22 pulgadas, manetas enrasadas y cámaras que sustituyen a los espejos retrovisores. Esta silueta optimizada permite que cada kilómetro cuente, mientras que el uso de materiales reciclados, como acero y aluminio, reduce tanto el peso como la huella de carbono.
El interior tampoco se queda atrás: incorpora tejidos de origen vegetal como lino y fibras extraídas de la piña, prescindiendo de plásticos y de cueros convencionales. Además, su pantalla panorámica openRlink de 1,20 metros centraliza toda la información de viaje, eliminando elementos que afecten a la aerodinámica y potenciando la eficiencia en cada trayecto.
¿Es viable este sistema para coches de producción?
El Renault Emblème es mucho más que un ejercicio de diseño o un experimento tecnológico: su concepto apunta directamente a lo que podría ser el futuro de los vehículos de producción sostenible. Renault asegura que este modelo, en conjunto con su sistema dual y la elección de materiales, puede reducir en hasta un 90% las emisiones de CO₂ en comparación con un coche térmico equivalente, considerando un ciclo de vida estimado de 200.000 kilómetros.
Además, la marca ha apostado por integrar la filosofía de “reducir, reutilizar y reciclar” en todas las etapas de desarrollo. Hasta un 50% de los componentes del Emblème ya provienen de procesos de reciclaje, algo que marca un precedente claro en la industria y allana el camino para que este tipo de soluciones puedan llegar al mercado a gran escala.
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Por ahora, se trata de un prototipo experimental, pero sus cifras y planteamientos son prometedores. El Renault Emblème demuestra que es posible aunar autonomía extendida, tiempos de recarga ultrarrápidos y una fabricación comprometida con el medio ambiente, anticipando una nueva generación de coches que podrían cambiar las reglas del juego en movilidad sostenible.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.