Hemos conducido el Peugeot 508 Plug-In Hybrid, en ciudad y en carretera. Una berlina que reúne lo mejor del mundo eléctrico y del de combustión, con un rodar ágil, dinámico y confortable y unos consumos, en litros y en kilowatios bastante ajustados
Los últimos datos de matriculaciones de la Asociación Nacional de Fabricantes y Vendedores (Anfac) confirman que los Sport Utility Wagon (SUV o crossover) siguen siendo los preferidos de los españoles. En marzo de 2024, se vendieron algo más de 56.000 unidades entre SUV pequeños, de tamaño y medio y grandes, siendo los medianos los más demandados con un 32% de la cuota total de mercado.
Las berlinas registran unas ventas inferiores, pero no impide que marcas como Peugeot se resistan a abandonar un segmento que ofrece muchos y buenos argumentos de compra, especialmente para la electrificación. Entre ellos: son vehículos más aerodinámicos, algo importante para la autonomía.
Peugeot 508 Plug-In Hybrid
Como híbrido enchufable, el Peugeot 508 está disponible con dos opciones mecánicas. La menos potente tiene 180 CV (110 kW) y la más, 225 CV (133 kW). Esta última, que es la que hemos probado, es también la que más potencia alcanza de toda la gama, incluidas las versiones de combustión.
Al volante del Peugeot 508 híbrido enchufable
Con la combinación mecánica de 225 CV el Peugeot 508 híbrido enchufable homologa una autonomía en modo eléctrico de 64 km. La cifra se acerca bastante a la realidad pues en nuestra prueba hemos agotado la batería en varias ocasiones y en diferentes situaciones consiguiendo cifras muy similares: la máxima de 59 km y la mínima de 55 km.
Los 60 km son una cifra suficiente para cubrir los desplazamientos diarios de una gran mayoría de los conductores. A lo que hay que añadir que enchufado a un punto de 7,4 kW recupera toda la autonomía en menos de dos horas. En casa, la carga es algo más lenta pero no supera las 5 horas y con una tarifa estándar de 0.15 euros cuesta solo 1,77 euros, es decir, a 0,02 euros el kilómetro.
Al volante del Peugeot 508 Plug-In Hybrid siguen los elogios. La suspensión es firme pero sin llegar a resultar incómoda. La dirección es precisa y el coche responde sin brusquedades. Si a esto sumamos que el aislamiento acústico es muy bueno, el resultado es un coche sumamente confortable, perfecto para hacer kilómetros sin que se dispare el consumo en vías rápidas (como parte de la prueba hicimos un viaje Madrid-Valencia con un consumo medio de 5,6 l/100 km).
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe