Mercedes-Benz
ha realizado la primera prueba de choque pública del mundo entre dos vehículos 100% eléctricos. Vamos a ver los resultados.
Según establece NCAP, la realización de una prueba de choque frontal ha de realizarse con un vehículo de 1.400 kg contra una estructura de aluminio que reproduce la parte delantera de otro vehículo.
Sin embargo, Mercedes-Benz ha querido ir más allá y ha utilizado dos vehículos reales, un EQA y un EQS SUV, cuyo peso es significativamente mayor al que exige la prueba, de 2,2 y 3 toneladas respectivamente. De igual manera, ambos modelos iban más rápido, a 56 km/H, haciendo una energía total del choque mucho mayor a la exigida por ley.
Si no eres un experto, la imagen de la deformación de los vehículos tras la colisión te puede parecer alarmante. Sin embargo, los ingenieros de Mercedes-Benz han podido constatar como los vehículos han sido capaces de absorber la energía de la colisión de forma eficaza.
Como resultado, la zona de seguridad de los pasajeros de ambos modelos eléctricos permaneció intacta y las puertas pudieron seguir abriéndose. En caso de emergencia, esto permitiría a los ocupantes salir del vehículo por su propio pie o a los socorristas y personal de rescate llegar hasta ellos. Además, el sistema de alto voltaje del EQA y del EQS SUV se desconectó automáticamente durante la colisión.
Resistencia a accidentes en la vida real
La política de seguridad de Mercedes-Benz tiene el objetivo de fabricar vehículos que resistan tanto en escenarios de pruebas de choque definidos como en accidentes de la vida real.
El escenario de la prueba, con una velocidad de 56 km/h y un solapamiento frontal del 50%, corresponde a un tipo de accidente habitual en las carreteras de doble sentido, por ejemplo, durante una maniobra de adelantamiento fallida. La velocidad seleccionada para la prueba tiene en cuenta que, en un accidente de la vida real, los conductores seguirían intentando frenar antes de que se produjera la colisión en el peor de los casos.
Los datos que ofrecen los maniquíes
Los vehículos llevaban a bordo dos maniquíes adultos cada uno, en conreto, tres mujeres y un hombre. Según el análisis de cerca de 150 puntos de medición por maniquí, existe un bajo riesgo de lesiones graves o mortales. Así, se comprueba la efectividad de las zonas de deformación definidas y los avanzados sistemas de retención de ambos vehículos.
Todos los equipos de seguridad, como los airbags y los tensores de cinturón, funcionaron según lo previsto. La prueba de choque confirmó así los resultados que los ingenieros habían calculado previamente en numerosas simulaciones por ordenador. Las pruebas en vehículos reales sirven siempre como comparación final con las simulaciones. Además, la prueba de choque demuestra claramente que la compatibilidad (es decir, la interacción de las estructuras de deformación de los distintos vehículos implicados en un accidente) forma parte de los requisitos de seguridad de los automóviles Mercedes-Benz.
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