AEDIVE ha presentado un informe realizado por Boston Consulting Group: “Transición hacia el Vehículo Eléctrico. Observatorio del empleo industrial. Estudio y análisis de la evolución del empleo en el ecosistema industrial de la movilidad eléctrica en España”. El propio nombre indica el eje del estudio: cómo puede la transición al vehículo eléctrico paliar los efectos que el fin de la producción de coches de combustión tendrá en el empleo.
Es innegable que la industria de la automoción ha sido un ‘motor de empleo’ en España. Las cifras lo demuestran. Antes de la pandemia producíamos tres millones de vehículos. Y aunque estemos ya en un proceso de recuperación, no se espera esa recuperación para la industria de la automoción en los próximos 10 años.
Sin embargo, el informe destaca que la transición al vehículo eléctrico es imparable y que tendrá un papel importante en la recuperación de la industria.
Además, las cifras apuntan que, en 2026, la mitad de los coches que se vendan serán eléctricos. Incluso, se espera que este dato se consiga un año antes en España.
¿Cómo afectará el descenso de producción de vehículos de combustión al empleo? ¿Podrá el vehículo eléctrico y sus industrias anexas asumir los puestos de trabajo que se pierdan en esa transición?
Según el informe, el impacto neto negativo en el empleo será de alrededor de 29.000 (-8%) empleos en 2030, respecto a 2019. Y eso, reduciendo el número total de puestos de trabajo en las industrias identificadas como vinculadas al vehículo eléctrico.
El informe y los datos del sector pre-pandemia
Sobre la base estadística de 2019, las actividades industriales relacionadas con la automoción empleaban a 344.000 profesionales. De ellos, el 91% corresponde al sector de la automoción tradicional y el 9% a industrias anexas.
Para evaluar cómo evolucionará el empleo en el horizonte 2030, el informe tiene en cuenta seis grandes tendencias de la industria de la automoción. Esa evolución se verá marcada por: la pérdida de volumen de producción, el aumento de la productividad, la transición hacia el vehículo eléctrico y la deslocalización. Las tendencias que podrán afectar, y en muchos casos compensar el empleo, serán:
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Volumen de mercado.
Se espera que el volumen de producción se mantenga constante en aproximadamente 2,4 millones de unidades al año hasta 2030. Esto supone una disminución total de la producción de -16,3% en 11 años. Es decir, una disminución anual del -1,6% y la pérdida de 21.000 puestos de trabajo. Según se prevé, el volumen de ventas anual se mantendrá constante en 1,5 millones de automóviles.
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Evolución tecnológica.
Conducción autónoma, mayor conectividad y la migración de lo analógico a lo digital tendrán un fuerte impacto en el desarrollo tecnológico de los automóviles. Eso se traducirá en una mayor demanda de ingenieros de software en la industria automotriz y anexa, que supondrá un aumento de 2.000 puestos de trabajo.
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Fabricación de coches de gama media y premium y el mantenimiento de las plataformas de producción.
La creciente proporción de automóviles de gama media o premium aumenta el contenido medio por automóvil fabricado. Esto conducirá a una mayor necesidad de puestos de trabajo, especialmente en la industria auxiliar. Además, se espera que ningún fabricante de automóviles europea aumente su número de plataformas para fabricar los vehículos en los próximos diez años. Eso tendrá como resultado una demanda estable de ingenieros de I+D asociados a las plataformas de vehículos.
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El informe y la productividad.
La digitalización y la automatización promoverán un aumento constante de la productividad durante los próximos diez años. Aproximadamente, un 0,4% al año. Sin embargo, esta mejora tiene un efecto negativo en la mano de obra, sobre todo, en la de menor cualificación. Se estima una bajada de 4.000 trabajadores. No obstante, y en contrapartida, esta tendencia permitirá una mejora de la competitividad industrial.
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Trasvase de puestos de trabajo.
Esta tendencia lleva tiempo ocurriendo, especialmente a aquellos países con coste laborales más bajos. Existe una deslocalización de puestos de trabajo desde España a otros países europeos, suponiendo una pérdida media de 1,5% puestos de trabajo al año.
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Cambio al vehículo eléctrico.
En 2020, alrededor del 92% de los vehículos producidos en España estaba equipado exclusivamente con un motor de combustión. Esta proporción caerá drásticamente en 2030 a solo el 2%.
Para 2030, el volumen de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de vehículos híbridos enchufables (PHEV) será de alrededor del 68%. El 30% restante serán vehículos eléctricos híbridos (HEV). Esto significa un aumento de la producción de un 52% al año de vehículos eléctricos con baterías en España. En consecuencia, la creación de puestos de trabajo. La transición hacia los vehículos electrificados conseguirá contrarrestar las pérdidas en el sector de la automoción gracias a los puestos de trabajo generados en baterías e infraestructuras de recarga.
Soluciones según el informe
El informe indica que el sector se verá beneficiado por la transición hacia el vehículo eléctrico, en relación con el empleo. Sin embargo, para que eso sea así, se requerirán acciones importantes.
Causas, efectos y soluciones:
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Trasvase de mano de obra.
Habrá un trasvase de mano de obra desde el sector tradicional del automóvil hacia industrias relacionadas con la energía y las infraestructuras. En esa línea, se necesitará una mayor formación y cualificación de profesionales a la que dar respuesta. Se estima que, en total, se requerirán 165.000 puestos de trabajo con cualificación específica. Y tanto para fabricantes de coches y de componentes, como para los agentes de venta y talleres. Para conseguir esa formación, será clave la participación de administraciones públicas, empresas y personas.
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El informe y la necesidad de desarrollar el vehículo eléctrico.
Se necesitará impulsar el desarrollo del vehículo eléctrico e incrementar el volumen de producción de las fábricas españolas. Eso será posible si se consiguen nuevos vehículos eléctricos para fabricar en España.
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Cadena de valor de las baterías.
Especialmente importante, puesto que el vehículo eléctrico lo necesita, será desarrollar una cadena de valor completa de la batería de propulsión en nuestro país. A día de hoy, no existe ninguna planta de fabricación a escala industrial (gigafactorías). El impacto de producir o no toda la cadena de valor de la batería tiene una repercusión en el empleo muy elevada. Concretamente, 8.000 puestos de trabajo están en juego. Asimismo, cabe destacar que España parte de una situación privilegiada para conseguir tener el ciclo de fabricación completo. En nuestro país, hay yacimientos y minas que nos sitúan en una posición de privilegio para la producción de baterías.
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Reciclaje de baterías.
Además, el informe destaca la importancia de impulsar la industrialización de la reutilización y reciclaje de baterías. Constituye una fuente potencial de nuevos puestos de trabajo, que podría suponer el incremento de hasta un 20% del empleo de este sector.
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Importancia del despliegue de infraestructura, según el informe
Finalmente, sería necesario facilitar el despliegue de la infraestructura de recarga de los vehículos eléctricos. Eso llevaría a la creación de 17.000 empleos en este sector de actividad, al margen de su fabricación. Nuestro país está perfectamente preparado, gracias a sus numerosas empresas, para producir, tanto para el mercado nacional como para la exportación.