Qué momento más estelar en la vida de una persona era recibir una “matrícula de honor”. Para el común de los mortales representaba algo lejano, mítico, inalcanzable. Porque, en la gran mayoría de los casos, la escasa remesa de tan alta calificación se concentraba en las manos de unos muy privilegiados estudiantes, que eran a la par admirados y envidiados.
En mi caso particular, un poco de rebote y en una auténtica “maría” de la carrera (inglés para economistas), me tocó en suerte una vez el grandísimo reconocimiento, y lo guardo en mi memoria como algo reseñable.
En estos tiempos que corren, en los que a casi nadie se le ocurre hablar de tal cosa, me encuentro, en las declaraciones del presidente del gobierno de España a una cadena de televisión china, la siguiente afirmación: “he tenido ocasión de conducir un coche eléctrico chino y es de matrícula de honor”.
Sánchez se encontraba en pleno proceso de seducción de los fabricantes chinos para animarlos a instalar plantas de fabricación de vehículos, al menos de montaje, en un futuro próximo en nuestro país.
Votación europea sobre los aranceles a los eléctricos chinos
Y es que, aunque esto sucedió el 10 de septiembre, la votación de los 27 países miembros de la Unión Europea sobre la oficialización definitiva (durante los próximos 5 años) de los aranceles sobre los modelos fabricados en China, prevista para el 4 de octubre de 2024, ya apuntaba maneras.
España, que en junio votó a favor de la imposición de aranceles, ya preparaba su cambio de posición. Si no se llega a un acuerdo, en una negociación que en paralelo sigue abierta, las marcas chinas se verán poco a poco abocadas a recorrer el camino contrario y comenzar a fabricar en terreno europeo. Esto abre una dura pugna competitiva entre los propios miembros de la UE. Y ahí España quiere ser la más lista de la clase.
Tanto que, en la votación del día 4 de octubre, su voto ha pasado de “afirmativo” a “abstención”, mandando un inequívoco mensaje a los contrariados dirigentes chinos a la par que a sus colegas europeos.
El resultado global de la votación de los 27 no ha sorprendido a nadie: se ha decidido mantener los eufemísticamente llamados “derechos compensatorios” hasta que se alcance una solución compatible con la Organización Mundial del Comercio (OMC). Eso sí, por una exigua mayoría simple (10 votos: 37% de los Estados miembros, que, dato relevante, representan el 46% de la población de la UE), siendo la mayoría realmente ganadora la abstención (12 votos), con tan solo 5 votos a favor de eliminar los aranceles.
El problema principal añadido es que las dos principales naciones, motor de la UE y ambas grandes fabricantes de vehículos, Alemania y Francia, han votado en sentido contrario. Francia, con mucho temor, favorable a mantener los aranceles y Alemania, preocupada por las represalias chinas sobre sus importaciones de modelos de alta gama, sustenta la opinión contraria.
Un momento clave para la automoción en Europa
A mi modo de ver, se están combinando los astros para que dos temas estratégicos fundamentales estén viviendo a la vez un momento clave.
Por un lado, está el camino, a mi juicio inexorable, hacia la movilidad sostenible, en la que la urgencia de la situación climática obliga a una evolución de la industria y también del comportamiento de los consumidores. Por ello es importante no ceder a la tentación de retrasar la fecha de 2035 para lograr el objetivo de cero emisiones en la automoción. Hay constructores, como Stellantis, que siguen manteniendo a viento y marea el plan de ruta. Recientemente, 50 empresas internacionales de gran calado, de las cuales 8 son españolas, que representan toda la cadena de valor del sector del automóvil, (Maersk, Iberdrola, Zunder…), han dado un paso al frente solicitando no flaquear en esta gran ambición.
Pero claro, muchos fabricantes denuncian que el ritmo de introducción de los vehículos eléctricos en Europa hasta la fecha es la mitad del previsto y que hay que adecuar la normativa a la realidad para no descarrilar. Parece razonable apoyar que las multas previstas por rebasar los límites de emisiones a corto plazo sean revisadas, pero manteniendo inamovible el horizonte 2035.
El prestigioso economista Draghi declaraba la semana pasada que Europa debe apostar decididamente por la descarbonización, pero que hay que hacerla sin perder de vista la competitividad, conciliando políticas climáticas con políticas industriales.
Por otro lado, está la eclosión del fenómeno chino. La realidad es que las empresas chinas de automoción se han movido con mayor celeridad y a mayor escala en esta última década y de facto están una generación por delante en tecnología de vehículos eléctricos en casi todas las disciplinas.
Según apunta Luca de Meo, CEO del Grupo Renault y presidente de la ACEA,la patronal europea del automóvil, China ocupa el 30% del mercado mundial de vehículos y el 60% del mercado concreto de vehículos eléctricos, siendo la situación europea muy vulnerable. Por poner un ejemplo: para ser un sector que representa el 8% del PIB europeo y ocupa al 13% de la población activa, no hay, a día de hoy en terreno europeo, ni una sola instalación de tratamiento de tierras raras, vitales para las baterías, cuyo suministro está en manos externas, especialmente chinas.
Ambas situaciones combinadas, el enfriamiento en la introducción de los vehículos cero emisiones y la “invasión” china, están postrando en una situación de bloqueo a la Unión Europea que, recordemos, no es una nación, sino un conglomerado más o menos integrado de ellas, con múltiples condicionantes económicos, culturales e industriales contrapuestos.
Ha llegado pues la hora de que nuestros políticos, nacionales y europeos, se ganen la “matrícula de honor”, ya que nos estamos jugando mucho en ello en un momento, como comentaban en el diario El País, en que “las costuras del tejido industrial europeo se están tensando”.
Teresa Ribera, flamante futura vicepresidenta de la UE y responsable de la de transición ecológica y competencia para el período 2024/2029, ha declarado que “necesitamos un plan, un calendario, una estrategia, ser coherentes y acertar con la inversión. Una política industrial pujante e innovadora, que a la vez evite entrar en guerras comerciales”.
Más claro, el agua. Sobre el papel, claro. Ahora hay que hacerlo.
La llegada de las marcas chinas a España
A nivel nacional, conviene recordar que ya hay 22 marcas chinas operando en España (históricamente, antes de su llegada, había alrededor de 50 marcas operando en nuestro país…), con una red comercial que supera los 300 concesionarios, en pleno crecimiento, que ya empieza a llegar a todos los confines de la geografía española. Ya ocupan en 2024 el 4% del mercado. Y en septiembre, ya el 6%.
A nivel industrial, es un hecho la inversión en la Zona Franca de Barcelona, donde 4 SUV derivados de modelos de Chery van a ser ensamblados para ser comercializados bajo la histórica marca Ebro, a un ritmo previsto de 15.000 unidades al año a partir del año 2025. A resaltar que una tercera parte de los antiguos operarios de Nissan han sido de nuevo contratados, 3 años después.
Complementando la acción del gobierno de la nación, diversas administraciones autonómicas están lejos de perder el tiempo, y también han viajado recientemente a China (como el presidente de la Comunidad de Andalucía, por poner un ejemplo).
Fruto de estas iniciativas hay diversos proyectos en estudio que, de concretarse, constituirían excelentes noticias para el futuro de la industria de automoción española. Hay conversaciones con SAIC en Aragón sobre una factoría de montaje para MG, aprovechando el parque de proveedores de Stellantis en torno a Figueruelas, también se está conversando con Coronet en torno a las antiguas instalaciones de Santana en Linares o con Great Wall en la zona industrial colindante al puerto de Algeciras, ambas en Andalucía, y también otros proyectos en Extremadura, Cantabria, la Comunidad Valenciana o Galicia.
Factores que frenan la implantación del coche eléctrico en España
Ahora bien, lo de “sacar la matrícula de honor”, también es una misión del gobierno de España, ya que hay déficits estructurales que están frenando la implantación del vehículo eléctrico en nuestro país, y que le atañen directamente.
Los aranceles a los coches chinos de Europa son de risa comparados con los de este país
En primer lugar, el consabido ritmo de implantación de la infraestructura pública de recarga. Es cierto que existen 35.000, con un crecimiento de un 10%. Pero, atención, Según los objetivos gubernamentales del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima), debería haber casi el doble, 65.000. Por no hablar de los más de 9.000 que no están operativos o el hecho de que incorporen un galimatías de formas distintas de pago. A destacar que nuestros vecinos portugueses, que nos ganan por goleada en la introducción del vehículo eléctrico, sólo tienen una que vale para todos.
En segundo lugar, el tema de las ayudas directas a la compra. Los sucesivos planes MOVES, bien dotados de medios, se encuentran el mismo “palo entre las ruedas”: el plazo de cobro. Resulta francamente inadmisible que lleguen a trascurrir hasta 18 meses sin cobrarlas efectivamente por parte del cliente final.
No debemos obviar la reciente dimisión del presidente de ANFAC, Wayne Griffits a causa, según sus propias declaraciones, de la “inacción del gobierno”. El nuevo mandatario de ANFAC, Josep María Recasens, que accede al cargo en calidad de presidente del Grupo Renault en España, acaba de declarar que “estamos negociando ayudas directas a la compra de coches eléctricos, sin demoras, con el gobierno, tanto para el cliente particular como para el cliente de empresa.
Aquello del “momento crucial”, tenemos tendencia a usarlo con demasiada profusión, pero parece que, esta vez, merece que lo utilicemos. Señores gobernantes europeos, nacionales, autonómicos y locales: por favor, háganse merecedores, por una vez, al menos, de la matrícula de honor.
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Carlos Izquierdo, antiguo director de publicidad de Renault y responsable de comunicación en el proyecto del "vehículo eléctrico”, es actualmente profesor universitario y colaborador de movilidadelectrica.com. Sus textos llenos de sabiduría y una buena dosis de corriente eléctrica nos hacen reflexionar y estar al día.