Las normas pactadas entre la Unión y Europea y el Reino Unido en el contexto del Brexit podrían suponer una gran barrera para la expansión del coche eléctrico.
En virtud del Acuerdo de Comercio y Cooperación firmado entre la UE y el Reino Unido, al menos el 40% de los componentes de los coches han de ser de origen local para no pagar el 10% de derechos de aduana. El problema no se queda ahí, sino que el porcentaje de componentes subirá al 45% en 2024 y hasta el 55% en 2027.
A priori, el acuerdo iba a ser favorable para los modelos fabricados en territorios de la Unión Europea, pero hay que tener en cuenta que esta proporción de componentes fabricados en Europa es actualmente difícil de conseguir para un coche eléctrico.
Las baterías, el corazón del problema
A día de hoy, la mayor parte de las baterías que se equipan en los coches eléctricos proceden de Japón, Corea del Sur y mayoritariamente China. No en vano, solo la empresa china CATL representó el 37,1% de las ventas globales de baterías para vehículos eléctricos en los 11 primeros meses de 2022.
Frente a este dominio asiático del mercado de baterías, Europa poco puede hacer todavía y sus fabricantes se enfrentan ahora a barreras arancelarias para vender sus coches en territorio británico.
Con esta situación, el primero en manifestarse ha sido el Grupo Stellantis, que ha advertido de que, de no darse una prórroga de la actual normativa comercial hasta 2027, no será posible mantener sus inversiones de vehículo eléctrico en Reino Unido. Por su parte, Ford, que no ensambla coches en suelo británico, también ha solicitado la extensión de las reglas comerciales para poder continuar con sus ventas entre el bloque comunitario y Reino Unido.
Las cinco razones por las que China domina el mercado de vehículos eléctricos
Blindar Europa del dominio chino del coche eléctrico
El Gobierno de Francia, presidido por Emmanuel Macron, presentó la semana pasada un proyecto de ley para modificar las ayudas económicas dirigidas a la compra de coches eléctricos. El objetivo es claro: frenar el desembarco de las marcas chinas en territorio galo.
El plan presentado por Macron pretende establecer un mecanismo que favorezca la venta de coches eléctricos producidos íntegramente en Europa. Así, se excluirían de las ayudas estatales a aquellos vehículos de fabricantes asiáticos o de marcas que importan desde el gigante asiático, como es el caso de Tesla. Aunque por el momento se desconoce el listado de marcas y modelos afectados, el impacto de la nueva normativa podría extenderse también a fabricantes de Japón y Estados Unidos.
Como vemos en el caso de Reino Unido, estas iniciativas están claramente diseñadas para evitar la llegada de la industria del coche eléctrico chino a Europa.
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