En un nivel mayor a cualquier otra nación del mundo, Estados Unidos va a tener que recorrer un largo y sinuoso camino hacia la reducción de su dependencia de China en materia de vehículos eléctricos. Las últimas políticas destinadas a ello no han resultado ser muy exitosas.
Para poner en contexto, en 2022, Estados Unidos superó el umbral del 5% de vehículos eléctricos en el total de las ventas, algo que China consiguió ya en 2018. La evolución de la cuota global de ventas de vehículos eléctricos en el gigante asiático ha pasado del 26% en 2015 al 48% en 2021 y al 56% en la primera mitad de 2022, posiblemente rozando el 60% a finales de 2022.
Según la Asociación de Automóviles de Pasajeros de China, el país vendió 5,67 millones de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en 2022, favorecido por los subsidios estatales y los altos precios del petróleo. De este total, más de cuatro millones fueron vehículos 100% eléctricos, una cifra que quintuplica a la de Estados Unidos.
¿Qué tiene China que falta en Estados Unidos?
Pese a la gran publicidad de los medios en América del Norte, Tesla, con sede en Texas, solo vende el 31,6% de sus vehículos eléctricos en territorio nacional. Su mercado se distribuye fundamentalmente en China y Europa. Vamos a ver los factores que explican por qué China está por delante de Estados Unidos en el mercado de la movilidad eléctrica.
En primer lugar, y con gran peso, encontramos el hecho de que Estados Unidos depende de forma notable de los materiales de baterías procesados en el extranjero. El país del que depende es, cómo no, China, que controla el 80% de todos los minerales críticos en el mundo. Por ello, no es ninguna sorpresa que el país tenga más del 75% de la capacidad mundial de fabricación de baterías para vehículos eléctricos. De hecho, solo una compañía China, CATL, controla un 33% de todo el mercado mundial de baterías.
Para los fabricantes estadounidenses, deshacerse de los proveedores chinos no es una tarea fácil, ya que solo igualar los costes de los vehículos tiene una dificultad significativa.
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El efecto de la Ley de Reducción de la Inflación
El Senado de los Estados Unidos aprobó el pasado 7 de agosto un nuevo proyecto de ley de clima, energía y atención médica en el que invertirá una cantidad sin precedentes de 370 mil millones de dólares.
La normativa incluye incentivos de hasta 7.500 dólares por cambiar coches de combustión por eléctricos nuevos y hasta 4.000 por eléctricos de segunda mano hasta 2032.
Sin embargo, solo aquellos vehículos con al menos el 50% de sus componentes de batería procedentes de Estados Unidos (o países con un acuerdo de libre comercio) podrán ser susceptibles de recibir 7.500 dólares.
Inicialmente, los fabricantes de automóviles dieron la bienvenida a la nueva ley, pero ahora, las empresas y grupos comerciales están presionando al Gobierno para que se relajen las normas respecto a lo que cuenta como una empresa de propiedad china. Además, algunos abogan porque se siga permitiendo una pequeña cantidad de componentes chinos.
Previsiones de futuro para los vehículos eléctricos
Es evidente que Estados Unidos tendrá que esforzarse mucho para ponerse al día con China, que le lleva cerca de una década de ventaja en la carrera mundial de la movilidad eléctrica.
Puesto que se espera que las ventas de vehículos eléctricos en China y Estados Unidos no paren de aumentar en los próximos años y que los suministros de materias primas se ajuste, queda por ver cuál de las dos partes aprovechará mejor sus oportunidades en el futuro.
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