Las baterías en estado sólido podrían ser la solución para algunos de los “problemas” de los coches eléctricos, como su autonomía o su huella de carbono.
Según un estudio de Transport & Environment (T&E), la huella de carbono de los coches eléctricos podría reducirse en un 40% mediante la utilización de baterías en estado sólido.
Las ventajas de las baterías en estado sólido
La principal ventaja de las baterías en estado sólido es que son capaces de almacenar más energía haciendo uso de una cantidad mucho menor de materiales. Por ello, según apunta el estudio, este tipo de baterías hace posible reducir en un 24% la huella de carbono de la batería de cualquier vehículo eléctrico.
Para transmitir la electricidad, las baterías de estado sólido utilizan material cerámico en lugar de electrolitos líquidos, lo que reduce su peso, aumenta su velocidad de carga y las hace, a la larga, más baratas. Los fabricantes de baterías prevén que las baterías de estado sólido se utilizarán en los vehículos eléctricos en la segunda mitad de la década.
Además, el impacto climático de este tipo de baterías puede reducirse en un 39% en comparación con las baterías de litio actuales, siempre que se fabriquen con materias primas extraídas de forma sostenible. Para ello, se debe hacer uso de nuevos métodos mineros como la extracción de litio de pozos geotérmicos, que generan un impacto climático mucho menor que las técnicas convencionales.
Hay que tener en cuenta que, aunque las baterías de estado sólido requieron hasta un 35% más de litio que en la actual tecnología de iones de litio, se utiliza menos grafito y cobalto. En una batería de vehículo eléctrico de 60 kWh, podríamos encontrar cerca de 55 kilos de grafito y algo menos de litio, unos 9 kg. La cuestión es que, aunque la mezcla de otros materiales como cobalto y níquel puede cambiar en el cátodo, el lugar del grafito en el ánodo es inamovible.
Algunos proyectos de baterías en estado sólido
En 2022, Nissan presentó un prototipo de instalación de producción de baterías en estado sólido. La planta, ubicada en el Centro de Investigación de Nissan en Japón, tiene como objetivo desarrollar esta tecnología para equiparar el coste de los vehículos eléctricos con los de gasolina.
Según Nissan, las baterías de estado sólido podrían reducir su coste a 75 dólares por kWh durante el ejercicio fiscal 2028; a 65 dólares por kWh a partir de entonces. Eso permitiría que los vehículos eléctricos tuvieran el mismo nivel de coste que los vehículos de gasolina.
También Mercedes-Benz ha mostrado su interés en esta tecnología. La firma tiene un acuerdo de cooperación tecnológica con ProLogium para el desarrollo de celdas para estas baterías. Además, en los próximos años, incorporará baterías en estado sólido en algunos de sus vehículos eléctricos en esta década.
Por último, el proyecto europeo IMAGE trabaja en el desarrollo de baterías de estado sólido para sustituir las actuales baterías de litio. En estas baterías, el litio seguirá estando en el ánodo, y será combinado con conceptos sólidos que permitirán un incremento de la energía específica superior a 300 Wh/kg.
Imagen: DepositPhotos.
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