La Federación Internacional de Vehículos Históricos (FIVA) plantea dudas sobre la conducción de vehículos históricos en el futuro. Pero incluso sobre la propia conducción. Los vehículos autónomos, en años venideros, pueden acabar con los conductores.
La conducción autónoma y la movilidad sostenible pueden acabar con el sector de vehículos históricos. Y eso que el sector que “genera importantes beneficios económicos, sociales y turísticos”, según la FIVA. Quizás los vehículos históricos queden reducidos a los museos. Quizás desaparezcan las concentraciones de apasionados por los coches clásicos. La FIVA se pregunta si ese día puede llegar y lo que significa.
Patrick Rollet, su presidente, ha hecho unas declaraciones sobre estas inquietudes y ha ido más allá. La primera pregunta que se hace es si se permitirá a los conductores llevar un volante en unas décadas. La respuesta de Rollet es clara:
“No podemos permitirnos ser complacientes cuando se trata de nuestra futura libertad de conducción”.
Añade que los problemas de congestión, contaminación y seguridad vial –“todas preocupaciones legítimas”, afirma-, pueden acabar con los conductores. Pero, especialmente con la conducción de coches históricos. Eso, en su opinión, a pesar de su efecto casi insignificante sobre la contaminación y la congestión. E, igualmente, teniendo en cuenta las excelentes estadísticas de seguridad y los beneficios económicos, sociales y turísticos.
A la pregunta de si habrá gente que conduzca en el futuro, la respuesta de Rollet resulta curiosa.
“Pero no es solo una cuestión de si se nos permitirá conducir. Quizás la pregunta aún más grande es si habrá conductores; o, con la llegada de los vehículos autónomos, ¿se están volviendo los conductores cada vez más “históricos” ellos mismos?”.
Vehículos históricos en museos
Cuando se plantea si eso es un tema importante, Rollet opina que para el entusiasta, la respuesta es obvia. Explica el placer que sienten los aficionados por poseer, mantener y usar vehículos clásicos. Pero va más allá. Considera de gran importancia social mantener los vehículos históricos en las carreteras. Cree que son parte del patrimonio técnico, científico y cultural.
“El mundo sería un lugar más pobre si tales vehículos solo pudieran verse en museos estáticos”.
Rollet piensa que un serio problema es que desciende el número de jóvenes que sienten el placer de conducir. Y otro problema es que los clubes de vehículos históricos no son capaces de renovarse con gente joven. De cara al futuro, cree que se deberían seguir algunos pasos para que no se pierda ese placer.
Falta gente joven en los clubes
Los clubes de todo el mundo están en la última etapa de la era dorada, dice. Ven un triste declive debido a la falta de gente más joven. Estos no necesitan unirse a ningún club porque las redes sociales les permiten organizar una reunión en un momento. Tampoco necesitan encontrar un mecánico o una pieza, porque ya tienen internet.
Muchos clubes ignoran esos profundos cambios tecnológicos y sociológicos, según Rollet. Así, no atraen a los jóvenes, ni satisfacen su deseo de eventos informales. Muchos clubes excluyen a los jóvenes, tanto a vehículos como a socios.
Asegura Rollet que los clubes deben cambiar sus hábitos. Deben crear secciones jóvenes, dirigidas por personas jóvenes, para diseñar salidas simples, dinámicas y divertidas.
Por supuesto, contar una historia, porque cada vehículo histórico tiene una historia fascinante que contar, añade. Y no criticar la pasión de los vecinos por los ciclomotores, los microcoches, los autobuses o los coches americanos customizados…
“Todos son una parte importante de nuestra historia, nuestra cultura y la rica diversidad de vehículos clásicos en nuestras carreteras”.