Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, en nuestro continente, uno de cada diez nuevos vehículos vendidos funcionan con baterías. Con el previsible crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos, se presentan oportunidades de negocio especialmente interesantes. A ello hay que añadir que Europa tiene como objetivo eliminar los coches de gasolina y diésel para 2035.
Como resultado, las empresas chinas de baterías, ansiosas por dominar el mercado mundial de vehículos eléctricos, están expandiendo rápidamente su actividad de producción en Europa.
Las empresas chinas apuntan a Europa
La empresa Svolt Energy Technology, con sede en la provincia de Jiangsu, anunció en junio la construcción de una planta de ensamblaje de celdas en el estado alemán de Brandenburgo, donde también se encuentra la gigafábrica de Tesla. Esta nueva inversión se suma al anuncio de Svolt en 2020 de una fábrica de baterías en el estado de Sarre, al suroeste de Alemania. Esta instalación iba a entrar en operación inicialmente en 2023, pero está sufriendo retrasos significativos en su construcción.
Por su parte, CATL, el gigante chino de baterías, anunció una segunda planta de baterías en Europa en Hungría y una nueva instalación de fabricación en Turingia, Alemania.
Además, al menos otras tres empresas chinas, incluidas Gotion Hi-Tech, Envision AESC y Eve Energy, han anunciado por separado planes para construir fábricas en Alemania, España y Hungría, respectivamente.
¿Aumentará la dependencia de baterías de China?
El impulso acelerado de los fabricantes chinos de baterías en la UE podría poner patas arriba la industria automotriz europea, que durante décadas ha sido dominante a nivel mundial. En lugar de exportar automóviles a nivel mundial, Europa puede terminar importando predominantemente vehículos chinos, mientras que los vehículos eléctricos que Europa exporta dependerían de las baterías chinas y los minerales de las baterías.
Aunque los automóviles alemanes han sido durante mucho tiempo las marcas más vendidas en China, está tendencia se está revirtiendo a medida que los vehículos eléctricos “Made in China” se apoderan cada vez más rápido del mercado europeo. Si bien las plantas de baterías chinas planificadas en Europa tienen como objetivo abastecer a las fábricas de automóviles aquí, esto también significa aumentar la dependencia de la Unión Europea de los suministros chinos, en un momento en el que el bloque pretende reducir la dependencia de China para materias primas críticas.
Fuente: Quartz.
Imagen: DepositPhotos
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