- Hace casi 125 años, Ferdinand Porsche fue parte del desarrollo de un innovador coche eléctrico propulsado por motores de cubo de rueda.
- La tecnología diseñada por Porsche generó una gran expectación, e incluso se utilizó en los vehículos que pisaron la Luna casi 70 años después.
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Hace más de un siglo, un joven ingeniero llamado Ferdinand Porsche contribuyó a crear un vehículo que marcó un antes y un después en la historia de la movilidad. Este innovador automóvil, presentado justo en el cambio de siglo, empleaba motores integrados en las ruedas, una tecnología que estaba adelantada a su tiempo y que influiría en avances posteriores, incluyendo su aplicación en la exploración espacial.
El 14 de abril de 1900, el Palacio de la Electricidad de la Exposición Universal de París se convirtió en el escenario de una revolución tecnológica. Allí se presentó el sistema “Lohner-Porsche”, un concepto que eliminaba la necesidad de transmisiones intermedias gracias a la integración de motores eléctricos en las ruedas delanteras. Este pionero diseño fue ampliamente destacado en medios como el Berliner Zeitung, que lo calificó como todo un acontecimiento en el desarrollo del automóvil.
El genio creativo de Ferdinand Porsche
Con tan solo 24 años, Ferdinand Porsche demostró su genio al desarrollar un vehículo eléctrico revolucionario en colaboración con Jacob Lohner & Co. En apenas diez semanas, Porsche diseñó un automóvil equipado con motores de cubo de rueda que ofrecían 2,5 caballos de fuerza cada uno, permitiendo una velocidad de hasta 32 km/h. Además, este coche incorporaba frenos en las cuatro ruedas, algo completamente innovador para la época.
El enfoque de Porsche combinaba una técnica precisa, un diseño vanguardista y un incesante afán de mejora. Estas cualidades se reflejaron en el éxito del sistema Lohner-Porsche, que no solo ofrecía movilidad eficiente, también proponía un modelo modular con opciones de potencia de hasta 12 caballos por rueda. Diseñado para turismos, autobuses y camiones pesados, este sistema mostró la versatilidad y la visión de futuro de su creador.
El “Siempre Vivo” de Porsche: el primer coche híbrido
En su afán por explorar nuevas fronteras, Porsche desarrolló un automóvil de competición con cuatro motores de cubo de rueda, bautizado como “La Toujours Contente” (“Siempre Feliz”). Este vehículo tenía una potencia combinada de 14 caballos, convirtiéndose en el primer coche del mundo con tracción total, mostrando el potencial de esta tecnología en aplicaciones deportivas y exigentes.
Por otra parte, las baterías de plomo de principios del siglo XX presentaban serias limitaciones en autonomía, y la infraestructura para recargarlas era prácticamente inexistente. Para abordar este desafío, Porsche desarrolló el primer coche híbrido funcional, conocido como “Semper Vivus” (“Siempre Vivo”). Este modelo combinaba la propulsión eléctrica con un motor de gasolina que actuaba como generador, asegurando un suministro constante de energía.
La versión mejorada, denominada “Mixte”, comenzó a fabricarse en 1901 y representó una solución práctica para los problemas de autonomía. Con esta innovación, Porsche demostró su capacidad para superar barreras tecnológicas, pero también su habilidad para anticipar tendencias que se consolidarían décadas después.
El impacto de Porsche en diversos sectores
El sistema Lohner-Porsche tuvo aplicaciones variadas, con alrededor de 300 vehículos producidos. Entre ellos, 40 unidades se destinaron al Cuerpo de Bomberos de Viena, mientras que otros sirvieron como taxis o fueron adquiridos por particulares. Aunque la tecnología del motor de cubo de rueda fue eclipsada por conceptos más adaptados a la producción en masa, su impacto inicial fue significativo.
Y, aunque el motor de cubo de rueda cayó en desuso durante gran parte del siglo XX, su legado resurgió en un contexto inesperado. A principios de los años 70, esta tecnología fue adoptada en los vehículos lunares de la NASA utilizados en las misiones Apolo 15, 16 y 17. Estos “Lunar Rovers” empleaban motores eléctricos en las ruedas, un concepto que seguía los principios desarrollados por Porsche más de 70 años antes.
La aplicación de esta tecnología en la exploración espacial demostró su versatilidad y vigencia. Los vehículos lunares, diseñados para operar en condiciones extremas, son un testimonio del impacto duradero de las innovaciones de Porsche. La visión del joven ingeniero vienés trascendió su época, dejando una huella indeleble tanto en la Tierra como más allá de ella.
Cuando Ludwig Lohner, el colaborador de Porsche, fue consultado sobre el talento de este joven ingeniero, no dudó en afirmar: “Es un hombre con una gran carrera por delante”. Más de un siglo después, esas palabras resuenan muy reales. Y es que las contribuciones de Ferdinand Porsche continúan inspirando y guiando el desarrollo de la movilidad moderna.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.