En la era de la movilidad eléctrica toca aprender cosas nuevas. Hablamos de electricidad en cualquier caso, pero no se suministra de la misma forma, ni con la misma potencia, y debe haber una compatibilidad entre vehículo y enchufe para cargar un coche eléctrico o híbrido enchufable.
Hay dos tipos de puntos de recarga, según la forma de suministro, corriente alterna (CA/AC) o corriente continua (CC/DC). Sin entrar en detalles de electromagnetismo ni física, en corriente alterna el propio vehículo debe realizar la transformación a corriente continua, pues así se almacena en las baterías, mientras que un punto de recarga en corriente continua ya ha hecho ese trabajo y permite inyectar más potencia -y de paso, ahorrar energía en el proceso-.
¿Qué coches pueden cargar en un punto de recarga concreto? El factor determinante es el tipo de zócalo o enchufe del vehículo, los más habituales son Tipo 2 o Mennekes, CHAdeMO y CCS. Dicho en un lenguaje sencillo, se tiene que poder enchufar. Una vez hecho eso, vehículo y punto de recarga empezarán una negociación electrónica sobre la potencia a la que se va a producir la recarga, y es totalmente seguro (al menor problema, el proceso se interrumpe).
La velocidad máxima de recarga se establece considerando el eslabón más lento de una cadena en la que podemos distinguir: a) la conexión del punto de recarga a la red eléctrica o baterías de respaldo, b) el punto de recarga en sí, y c) el vehículo. Por ejemplo, si un punto de recarga de 350 kW, conectado a la red con esa potencia, suministra a un coche que no tolera más de 50 kW, la potencia de suministro no superará los 50 kW. Así de sencillo.
En sentido contrario, veamos otro ejemplo. ¿Qué pasa si enchufamos un coche eléctrico que admite 300 kW de potencia, a un punto de recarga de 7,2 kW en corriente alterna, si la potencia contratada es de 4 kW? Fácil, el suministro se realizará a 4 kW. Además, hay que tener en cuenta que, en cualquier caso, según se acerquen las celdas de las baterías al 80% de su capacidad, la velocidad de recarga bajará en cualquier caso, aunque se notará mayor descenso en puntos de recarga rápidos o ultrarrápidos.
Para entender esto, hay que pensar en una cubitera de hielos para congelador que estamos rellenando de agua. Si no queremos que el agua se desborde, hay que cerrar parcialmente el grifo para rellenar con cuidado cada hueco de la cubitera. Dado que el “desborde” de las celdas es totalmente indeseable, la electrónica del vehículo reducirá su demanda de electricidad para que las celdas se rellenen de forma balanceada, lo que aumenta la vida útil de las mismas.
La potencia de la recarga no aumentará por el hecho de usar un conversor, porque eso no la determina, ni hay apaños o trucos fáciles para que un coche recargue por encima de lo especificado por el fabricante. Sería el caso de los híbridos enchufables, que casi todos recargan en corriente alterna y casi siempre por debajo de 11/22 kW, no lo harán más rápido por usar un punto de recarga de más potencia ni por usar un conversor de Mennekes a CCS.
Dicho esto, cuando busques un punto de recarga, ten en cuenta la potencia de suministro y el tipo de enchufe, lo cual suele aparecer en buscadores, navegador GPS, aplicaciones móviles, etc. Procura elegir el que más se asemeje a las características de tu vehículo, y deja libre aquellos cuyas ventajas no puedas aprovechar.
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