Si esto fuera un debate televisado haríamos dos grupos. De un lado los que creen que la temperatura, lease en este caso el calor, es el factor externo que más afecta a la autonomía de los coches eléctricos. Del, otro, quienes creen que circular a velocidades altas es más perjudicial para el rango siguiendo la máxima de que mayor velocidad, más consumo. Pero, ¿cuál de las dos teorías es la acertada?
Por qué el calor afecta a la autonomía de un coche eléctrico
Al igual que sucede con el frío, el exceso de calor es perjudicial para el correcto funcionamiento de los coches eléctricos. Tanto es así que hay estudios que afirman que la pérdida de autonomía de los enchufables en entornos de calor significativo puede alcanzar hasta un 31%. Esto se traduce en que de cada 100 km homologados, se perderán 31.
Los expertos en movilidad eléctrica defienden que el rango de temperaturas óptimo para que las baterías de iones de litio funcionen correctamente se sitúa entre los 18 y los 30 grados. Algunos análisis puntualizan más y creen la mejor eficiencia de autonomía se consigue en torno a los 26 grados.
El calor afecta a la autonomía de un coche eléctrico por dos razones:
- El calor eleva la temperatura de la batería y cuando esta se calienta en exceso, los vehículos utilizan parte de su carga para refrigerarla
- Para aliviar las altas temperaturas del exterior, recurrimos al aire acondicionado un elemento de confort que emplea parte de la carga de la batería para funcionar. Ahora bien, la pérdida de energía asociada al uso del climatizador no es igual en todos los vehículos, un informe reciente revela que el Audi e-tron es el coche más eficiente en verano porque su consumo solo aumenta un 2% cuando se pone en marcha el aire acondicionado
A más velocidad, más consumo
Calor o velocidad, ¿qué afecta más a la autonomía?
Ahora que sabemos cuánto y por qué el calor y la velocidad elevada son enemigos de la autonomía, veamos cuál lo es más.
La respuesta a este dilema la aporta Geotab, empresa dedicada al desarrollo y gestión de soluciones para vehículos conectados. A partir del análisis de datos telemáticos anonimizados procedentes de más de 3 millones de trayectos, la compañía ha comparado cómo afectan la temperatura y la velocidad al consumo energético de vehículos eléctricos ligeros, como turismos y furgonetas.
La conclusión es que a velocidades altas (entre 80 y 130 km/h) y con temperaturas de 30 °C, la resistencia aerodinámica tiene un impacto mucho mayor sobre la autonomía que la refrigeración del habitáculo. Dicho de otro modo, se demuestra que aunque el calor tiene cierto efecto, la velocidad de conducción puede ser el factor que más reduce la autonomía.
Los datos muestran que incluso pequeños aumentos de velocidad pueden provocar pérdidas notables de autonomía. Por ejemplo, en los turismos eléctricos, a 80 km/h y 30 °C, la autonomía estimada es de 446 km. A 96 km/h, baja a 404 km y a 130 km/h, desciende a 322 km, lo que representa una pérdida del 28% respecto a la velocidad más eficiente.
«Esta caída tan marcada tiene una explicación física: cuanto más rápido se conduce, mayor es la resistencia del aire«, explican los expertos de Geotab. «La resistencia aerodinámica aumenta proporcionalmente al cuadrado de la velocidad, lo que significa que duplicar la velocidad requiere cuadruplicar la energía para contrarrestar dicha resistencia, esto representa un consumo muy superior al que puede generar el sistema de climatización», añaden.
“Muchos conductores se preocupan por usar el aire acondicionado en días de calor, pero nuestros datos muestran que el mayor impacto está en el acelerador, especialmente a altas velocidades”, explica Iván Lequerica, Vicepresidente de EMEA en Geotab. “Reducir la velocidad entre 15 y 25 km/h puede extender la autonomía entre un 20% y un 30%, según el tipo de vehículo”, apunta.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe