Cuando queremos saber cuán potente es un vehículo, nos preguntaremos el dato de potencia del motor. Tradicionalmente, esto se ha expresado en caballos vapor (CV) o su equivalente anglosajón, horsepower (HP), pero en la era del coche eléctrico hay una forma más lógica y fácil de entender potencias (kW), consumos (kWh/100 km), autonomía (km) y capacidad de baterías (kWh).
En el sistema internacional, el vatio (W, en honor a James Watt) es una unidad que mide el trabajo, y equivale a emplear un julio de energía en un segundo: 1 W = 1 J/s. Por lo tanto, un kilovatio es lo mismo multiplicado por mil: 1 kW = 1.000 W = 1.000 J/s = 1 kJ/s. Para entender magnitudes superiores usamos el megavatio, gigavatio, teravatio… de uno a otro hay mil aumentos o, siendo finos, 103, 106, 109, etc.
Hablando de coches, ¿a qué equivale un kW? Si hablamos de potencia, 1 kW = 1,36 CV (redondeando) o a la inversa, 0,74 kW = 1 CV. Por lo tanto, un coche con 100 kW de potencia rinde 136 CV, de ahí que a veces el dato lo expresemos con ambas magnitudes: 100 kW/136 CV. De hecho, las denominaciones comerciales de algunos coches eléctricos se expresan en kW en alusión a su potencia. La potencia la podemos usar para hablar de recarga: 2,3 kW, 7,4 kW, 50 kW, etc.
Cuando hablamos de kilovatios como unidad de almacenamiento de energía, le ponemos la “h” al final, ¡pero sin barra!: kWh. Por ejemplo, una batería de 50 kWh es capaz de almacenar energía para alimentar un motor de 50 kW “a tope” (continuamente) durante una hora. La realidad no es exactamente así, pero nos sirve para entenderlo.
Si hablamos de magnitudes más grandes, como baterías estacionarias, seguramente emplearemos MWh, con la “M” mayúscula para distinguir “mega” de “mili”. Si fuese mil veces superior, GWh, y otras mil veces más serían TWh. Estas magnitudes se expresan así: kilovatio hora, megavatio hora, gigavatio hora, teravatio hora, etc.
Esta nomenclatura nos sirve para entender mejor las cosas respecto a la forma tradicional. Siempre hemos medido la potencia en CV, el consumo en l/100 km, y nos hemos referido a la capacidad de los depósitos en volumen (litros) pero no en relación a la energía que almacenan (julios). Las baterías de los coches eléctricos ocupan volumen, evidentemente, pero ese dato no es muy útil más allá de comprender la potencia específica por volumen, o en castellano simple, tantos Wh por litro.
Nos tenemos que acostumbrar a hablar de trabajo (kW) y energía (kWh) en vez de caballos y litros
En cuanto al consumo de energía en un recorrido, nos tenemos que acostumbrar a pensar en kWh/100 km o Wh/km. Vimos una introducción a esto cuando os comentamos los coches eléctricos que menos consumen en España. Los consumos que bajan de 15 kWh/100 km o 150 Wh/km -por equivalencia- podemos considerarlos como excelentes, “al cambio” es como bajar de 4,5 l/100 km de gasóleo o 5,3 l/100 km de gasolina, equivalentes exactos a emitir 120 g/km de dióxido de carbono por kilómetro (CO2/km).
Potencia: kW | capacidad: kWh | consumo: kWh/100 km
Ahora las cosas comienzan a cobrar sentido. Si un coche eléctrico tiene 150 kW de potencia, consume 20 kWh/100 km y tiene 75 kWh de capacidad útil, significa que tiene 204 CV, y que en condiciones de ciclo mixto de homologación es capaz de recorrer 375 kilómetros (75 kWh / 20 kWh * 100 km = 375 km). Por eso, en autopista, que se consume siempre mas, la autonomía “real” será inferior a 375 km, y sin salir de zona urbana pasará fácilmente de los 400 km.