- La carga rápida y ultrarrápida parecen sencillas, pero esconden limitaciones técnicas que no siempre se explican.
- Saber cómo afectan la velocidad, el calor y la compatibilidad puede ahorrarte disgustos y dinero.
- Soy experta en movilidad y ésta es mi opinión tras probar el mapa Reve de puntos de recarga
Subir el porcentaje de batería en pocos minutos es una de las grandes ventajas que se venden sobre la carga rápida y ultrarrápida. Sin embargo, esa velocidad no es tan uniforme ni inocente como muchos creen. La física y la tecnología de las baterías imponen ciertas reglas, y cuanto antes las tengas claras, mejor cuidarás de tu vehículo y evitarás perder rendimiento a largo plazo.
El calor, la gestión electrónica y la compatibilidad entre coche y cargador son tres temas menos populares pero absolutamente esenciales para cualquier usuario de vehículo eléctrico. Aquí te explicamos qué debes saber antes de enchufar tu coche a un cargador público de alta potencia.
Carga y calor: la pareja incómoda
Aunque enchufar tu coche eléctrico a un punto de carga ultrarrápida puede parecer la solución perfecta para ahorrar tiempo, no todo es tan ideal. La realidad es que cuanto más potencia reciba la batería en menos tiempo, más temperatura generará el proceso. Ese exceso de calor es uno de los principales factores que aceleran el desgaste de las baterías, incluso si no se nota en el día a día.
Por suerte, la mayoría de coche eléctricos modernos incorporan sistemas de control térmico que intentan mantener las celdas en una temperatura estable mientras se realiza la carga. Sin embargo, esos sistemas no hacen magia: la exposición frecuente a sesiones de carga rápida en condiciones de mucho calor o con la batería ya avanzada en porcentaje, sigue impactando en su vida útil.
Cargar rápido ocasionalmente es útil, pero usarlo como método habitual puede terminar reduciendo la capacidad y autonomía de tu batería antes de lo previsto. Alternar entre cargas lentas y rápidas es una forma inteligente de alargar su salud.
Carga rápida: lo que muchos aún no saben sobre su funcionamiento
Aunque la carga rápida se ha convertido en un argumento habitual a favor de los coches eléctricos, todavía son muchos los conductores que desconocen cómo funciona realmente. Por ejemplo, la mayoría de las baterías sólo reciben esa velocidad de carga entre un 20% y un 80% de su capacidad. Antes o después de ese rango, la velocidad disminuye considerablemente por razones de seguridad y conservación.
Otro error frecuente es pensar que si un cargador público anuncia 400 kW, tu vehículo siempre aprovechará esa potencia. La realidad es que la cifra final depende del límite que marca el propio coche. Aunque el cargador sea ultrapotente, si tu vehículo sólo acepta 100 o 150 kW, esa será la velocidad máxima que alcanzará durante la carga.
Además, abusar de la carga rápida no es tan inofensivo como parece. La acumulación de calor y la tensión constante en las celdas de la batería terminan afectando su rendimiento y reduciendo su vida útil. Alternar la carga rápida con sesiones de carga lenta en casa es una forma mucho más saludable de prolongar la autonomía real de tu vehículo eléctrico.
Carga ultrarrápida: por qué la velocidad no es constante
Cuando conectas tu coche eléctrico a un cargador potente, es habitual ver cómo los primeros minutos son especialmente rápidos. Sin embargo, esa velocidad inicial nunca se mantiene hasta llegar al 100%. Esto ocurre porque las baterías no admiten una carga uniforme durante todo el proceso.
A medida que el nivel de batería aumenta, la velocidad de carga ultrarrápida disminuye de forma controlada. Es un mecanismo de seguridad diseñado para evitar daños por sobrecalentamiento y proteger las celdas de la batería. Cuanto más cerca del 100% esté la batería, más lento será el flujo de energía, incluso en los cargadores más potentes.
Si vas con prisa, lo más eficiente es cargar hasta un 80%, que es el punto donde la velocidad sigue siendo alta y la batería aún no ha activado la limitación que ralentiza la carga para protegerse.
Carga ultrarrápida: ejemplos de coches que aprovechan su potencial
No todos los modelos en el mercado están listos para aprovechar la carga ultrarrápida, y conocer las diferencias puede ayudarte a tomar mejores decisiones si estás pensando en cambiar de coche o planificar rutas. Los siguientes coches eléctricos son un buen ejemplo de vehículos que sí admiten carga ultrarrrápida:
- Kia EV6: con su batería de 77 kWh, es capaz de recuperar 100 km de autonomía en unos 3 minutos usando un cargador de 350 kW.
- Tesla Model 3: admite carga de hasta 250 kW, suficiente para recuperar buena parte de la autonomía en menos de media hora.
- Audi e-Tron GT: carga hasta el 80% de su batería de alta capacidad en unos 12 minutos si encuentra un cargador de 350 kW.
Cada vehículo tiene sus propios límites, por eso siempre es recomendable consultar las especificaciones oficiales antes de confiar en tiempos de carga estándar que no siempre se ajustan a la realidad.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.