A medida que el mundo continúa progresando en la transición hacia los vehículos eléctricos, la compleja cadena de suministro que alimenta el mercado mundial de automoción sufrirá también cambios significativos.
Como es lógico, el cambio más profundo será la reducción del petróleo que abastece a la flota mundial de más de mil millones de vehículos. Este proceso llevará tiempo, ya que la media supone que cada vehículo permanezca en la carretera durante más de 10 años.
De igual manera, otro de los cambios inmediatos se dará en el suministro de materiales que alimentan este mercado, pasando a ganar gran protagonismo el litio y el níquel.
Ante esta situación, analistas de la multinacional financiera Morgan Stanley destacan algunos de los actores más avanzados en esta transición, así como los más afectados. El informe de la entidad señala que la relocalización de la cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos requerirá cambios radicales en la política y la tecnología, siendo necesarios más de 7.000 millones de dólares en inversiones.
Tres escenarios de futuro para la movilidad eléctrica
El informe de Morgan Stanley señala que la cadena global de suministro de baterías está actualmente dominada por China. Además, advierte de que, si Europa y Estados Unidos quieren tener algo de participación en este mercado, deben incentivar el abastecimiento y la producción locales, así como realizar profundos cambios políticios.
Actualmente, cerca del 90% de la cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos está en manos chinas. El análisis indica que, de continuarse esta trayectoria, Europa y Estados Unidos dependerán cada vez más del gigante asiático en materia de vehículos eléctricos. Por ello, si Occidente quiere impulsar la adopción de este tipo de vehículos, está obligada a crear una cadena de suministro completamente nueva.
Con este contexto, el análisis plantea tres escenarios de descarbonización de la flota mundial con sus respectivos plazos y resultados económicos globales.
En el primer escenario, que recibe el nombre de “El caso China”, la adopción de vehículos eléctricos continúa desarrollándose rápidamente a pesar de las políticas que incentivan la relocalización. Así, Occidente cada vez es más dependiente de la cadena de suministro de baterías dominada por China.
En un segundo caso, una cadena de suministro greográficamente diversificada permite una alta penetración del vehículo eléctrico. Para ello, es necesaria una acción política significativa, así como despliegue de capital e innovación.
Por último, “El caso Slow EV” plantea que la relocalización da como resultado una adopción más lenta de vehículos eléctricos, mientras que los vehículos de combustión mantienen su status por más tiempo.
Así está concentrada la cadena de suministro para vehículos eléctricos
La cadena de suministro actual de baterías para vehículos eléctricos está altamente concentrada. No en vano, para el litio, el níquel y el cobalto, más del 75% de la producción mundial está en manos de tres países, entre los que se incluye Australia.
Sin embargo, como resultado de los avances tecnológicos, el cobalto se va usando cada vez menos en las nuevas baterías. Por ejemplo, las baterías de fosfato de hierro y litio de Tesla no contienen cobalto.
En resumen, China controla más del 75% de la producción de celdas, más del 70% de la producción de materiales y más del 60% del refinamiento de los mismos. Por su parte, Australia suministra cerca del 50% del litio en todo el mundo, pero solo una pequeña parte se refina en su territorio.
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