El acuerdo PSA-FCA tiene, por fin, el beneplácito de la Comisión Europea. Eso sí, para evitar problemas de competencia, Bruselas ha puesto una serie de condiciones que, a priori, no afectarán a los posibles modelos enchufables de la alianza.
La Comisión Europea ha dado por fin luz verde a la fusión del grupo automovilístico italoestadounidense Fiat Chrysler (FCA) y del fabricante francés PSA, Peugeot-Citroën, a condición de que apliquen una serie de compromisos.
Bruselas teme que la alianza que dará lugar al cuarto grupo automovilístico a nivel mundial, bajo la denominación de Stellantis, genere problemas de competencia.
“El acceso a un mercado competitivo de vehículos comerciales ligeros es importante para muchos autónomos y pequeñas y medianas empresas en Europa”, expresa la CE en un comunicado al que ha tenido acceso la agencia EFE.
Tras investigar la transacción, Bruselas temía que la alianza PSA-FCA perjudicara la competencia en el mercado de los vehículos comerciales ligeros de nueve Estados miembros (Bélgica, Chequia, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Polonia, Portugal y Eslovaquia) en los que las dos empresas tienen una cuota de mercado combinada “alta o muy alta” y son competidores “particularmente cercanos”. El temor de la CE es que la operación “probablemente” habría aumentado los precios para los clientes.
La condición de Bruselas para la alianza PSA-FCA
Para conseguir el visto bueno de la Comisión, las dos empresas han propuesto una extensión del acuerdo de cooperación actualmente en vigor entre PSA y Toyota para vehículos comerciales ligeros bajo el que la firma francesa produce los vehículos que Toyota vende en la Unión Europea.
Para apagar los temores de Bruselas, PSA se compromete a incrementar la capacidad disponible para Toyota a reducir los precios de transferencia para los vehículos, recambios y accesorios.
Además, se enmendarán los acuerdos de reparación y mantenimiento para vehículos de pasajeros y comerciales ligeros entre PSA, Fiat Chrysler y sus redes de reparadores, con vistas a facilitar el acceso a competidores de las redes para los vehículos comerciales ligeros de las compañías italoestadounidense y francesa.
Bruselas ha concluido que la transacción, modificada por los compromisos, no supone un riesgo para la competencia. En cualquier caso, sí ha subrayado que su aprobación está sujeta a la aplicación total de esas medidas.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe