Tradicionalmente, petroleras y eléctricas han tenido su parcela, pero un potencial crecimiento del sector de vehículos eléctricos está disolviendo las definidas líneas de ambas, acercando a las primeras a este sector y a las segundas, hacia la movilidad.
Hace unos días hacíamos referencia a este tema con motivo de la adquisición de Chargemaster por parte de BP, lo mismo que unos meses atrás nos referíamos a la de NewMotion por parte de Shell. Las previsiones de crecimiento, según BP Plc, apuntan a un aumento de ventas de vehículos eléctricos hasta el 2040 del 8.800%, lo que bien mirado no deja de ser una oportunidad de negocio del que no quieren alejarse las grandes petroleras, porque a la vez se augura un progresivo descenso de la demanda de vehículos de gasolina y diésel.
El resultado es lógico: si los proveedores de energía y los fabricantes de vehículos están interactuando, las petroleras no pueden quedarse atrás, porque el futuro se les presentaría incierto.
La compañía estadounidense Bloomberg se planteaba recientemente estos temas tan de actualidad y añadía un dato significativo: “Los puntos de carga de vehículos eléctricos son una forma de llevar a los conductores a las estaciones de servicio minoristas de las compañías petroleras, mantener sonando las cajas registradoras y también generar ingresos por la venta de café y refrescos. Tufan Erginbilgic, director ejecutivo de negocio de BP, estima que aproximadamente la mitad del margen bruto en sus sitios de venta minorista, proviene de las ventas que no son de combustible”.
Planes de las grandes petroleras
La adquisición de Chargemaster por BP y de NewMotion por Shell, por tanto, entra dentro de los planes de agregar la tecnología a sus respectivas redes de estaciones. Por otra parte, la caída de los costes de las baterías podría acelerar todo esto, al hacer que sean tan asequibles los vehículos eléctricos como los automóviles con motor de combustión interna en los próximos 10 años, según Bloomberg New Energy Finance.
Un dato más creemos importante: las previsiones indican que la mayor parte de los vehículos eléctricos realizarán su carga por la noche, en los respectivos hogares o lugares de trabajo, así como en centros comerciales o puntos donde el vehículo permanezca estacionado un tiempo.
Entonces, ¿estamos hablando de que la carga de vehículos eléctricos será más bien una oportunidad de generar un mayor negocio para las empresas eléctricas, ante el aumento de la demanda de electricidad?
¿Será la diversificación de tecnologías de automoción una apuesta real para las grandes petroleras, con el fin de conseguir otras posibilidades de negocio?
El planteamiento está hecho y el futuro se presenta interesante, ¡sin duda!