Los países occidentales participan en una carrera cada vez más frenética por reducir sus emisiones de carbono. En esta “competición”, muchas naciones están repartiendo incentivos para estimular las ventas de vehículos eléctricos, una táctica que China desplegó hace más de una década y que ha hecho del país el hogar del mayor mercado de vehículos eléctricos del mundo.
El éxito del gigante asiático es irrebatible: en 2022, los vehículos eléctricos representaron un 25% de todos los vehículos vendidos. Esta cifra se aleja mucho de la proporción de uno de cada siete en Estados Unidos y uno de cada ocho en Europa. Además, esta tendencia está lejos de decrecer. HSBC estima que, para 2030, la tasa de penetración de los vehículos eléctricos será del 90%.
Incluyendo los híbridos enchufables, las ventas de vehículos electrificados de China alcanzaron los 5,67 millones en 2022, más de la mitad de todas las ventas mundiales. Según BloombergNEF, el país representará cerca del 60% de los 14,1 millones de nuevas ventas de vehículos en 2023.
Además, las marcas chinas de vehículos eléctricos también están en auge, dado que fabrican cerca de la mitad de todos las unidades vendidas a nivel mundial, según un informe de HSBC.
Para integrar a todos estos vehículos, China cuenta con la red de carga más grande del mundo. Solo en 2022, agregó cerca de 650.000 cargadores públicos, lo que supone más del 70% de todas las instalaciones realizadas a nivel mundial.
Alentados por todo el progreso realizado, los fabricantes de vehículos eléctricos han invadido China con nuevos modelos, y una guerra de precios ha estallado este año a medida que las empresas intentan adelantarse a sus rivales. Sin embargo, los analistas creen que se aproxima un clima de estabilidad para el mercado.
Los motivos por los que China lidera la movilidad eléctrica
En primer lugar, las ayudas a la compra de vehículos eléctricos son una de las grandes bazas de China. Durante una década, el país reembolsó a los compradores hasta 8.375 dólares por vehículo. Estre programa terminó en 2022, pero algunos gobiernos locales como el de Shanghai lo siguen poniendo en práctica.
Las exenciones fiscales también han tenido mucho que ver en el logro chino. Así, se ha renunciado a un gravamen fiscal estándar del 10% para las compras de automóviles eléctricos de menos de 300.000 yuanes (41.000 dólares) hasta 2025. En Estados Unidos, la Ley de Reducción de la Inflación, que se aprobó el año pasado, incluye 12 mil millones en incentivos fiscales para compras de vehículos eléctricos.
Los fabricantes también han obtenido ayudas por parte del Estado chino. Aunque esto provocó una gran abundancia de compañías, con más de 500 marcas en el mercado, este esfuerzo ha dado como resultado algunos proyectos brillantes como BYD, el mayor vendedor de vehículos eléctricos en 2022.
Por otro lado, los fabricantes se han beneficiado de las compras gubernamentales. Algunos gobiernos locales han convertido sus flotas de transporte público y taxis a 100% eléctricas, lo que ha dado como resultado negocios estables para fabricantes de autobuses eléctricos como BYD.
Por último, es clave también la amplia capilaridad de la infraestructura de recarga pública, financiadas en parte por el Gobierno y que reducen el coste para los conductores. A finales de mayo, China tenía 6,36 millones de cargadores, más que ningún otro país en el mundo.
Obstáculos al vehículo de combustión
La gran penetración de los vehículos eléctricos tiene por supuesto que ver también con los obstáculos a los vehículos de combustión. Una medida puesta en práctica es la subasta para nuevas matrículas en Beijing y Shanghai. Las matrículas llegaron a costar una media de 13.000 dólares en Shanghai durante los cinco primeros meses del año. En cambio, los conductores de vehículos eléctricos obtienen sus matrículas de forma sencilla.
Otra de las medidas impuestas por el Gobierno chino es el sistema de doble crédito para la industria del automóvil, introducida en 2017. Este sistema otorga puntos por fabricar vehículos alternativos y sanciones a aquellos con alto consumo de combustible. Así, los vehículos de productores con puntuaciones negativas pueden llegar a ser retirados del mercado. Para evitar el castigo, los fabricantes pueden comprar créditos de rivales con puntuaciones positivas, como Tesla o BYD, algo que puede ser realmente caro.
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