Hace dos años y medio que se creó un consorcio para desarrollar un tren autónomo en Francia. A comienzos de 2021, los talleres de Alstom en Crespin modificaron y equiparon un tren regional Regio 2N para hacer pruebas. Se instalaron, para recoger datos del proyecto, diferentes sensores, cámaras, radares y láseres lidar de detección de distancias. El tren superó con éxito las primeras pruebas y está ya en vías comerciales para las siguientes.
Ya hace tiempo que Alstom trabaja en un tren autónomo. En el caso concreto del proyecto en Francia, es el resultado de un consorcio formado por: SNCF, Alstom, Bosch, Spirops, Thales y el Railenium Technology Research Institute.
Las primeras pruebas tuvieron lugar a comienzos de marzo entre Aulnoye y Busigny, y entre Busigny y Calais (en el norte de Francia). Durante las mismas, se chequearon los siguientes aspectos: los sistemas de percepción y reconocimiento de las señales a lo largo del trayecto; el sistema de geolocalización, especialmente por satélite, que comunica la posición exacta del tren.
En esa primera fase, se activaron los nuevos sistemas instalados en el tren para comprobar su funcionamiento, pero sin interferir en la marcha del tren. Un conductor de SNCF especializado en operaciones de prueba estuvo operando el prototipo de tren regional Regio 2N.
Después, el centro de pruebas de ferrocarril CEF en Petite-Forêt, cerca de Valenciennes, realizó comprobaciones sobre el sistema de operación autónoma del tren. Este sistema permite la aceleración y el frenado automáticos.
Segunda fase del tren autónomo
Entre el 17 y el 21 de mayo, y después de pasar por el centro de pruebas ferroviarias CEF, se programó una segunda serie de test. Su objetivo era perfeccionar el sistema de operación del prototipo de tren autónomo.
Estas nuevas pruebas se han llevado a cabo en la red de ferrocarril nacional en Busigny (norte de Francia). Durante los próximos meses, comenzará una fase de pruebas con operación semiautónoma. Posibilitará la automatización de la aceleración y el frenado del tren bajo la supervisión del conductor.
Estas pruebas son un gran paso hacia el objetivo final del consorcio: lograr la autonomía total en 2023.
Por detrás del tren autónomo, el aval de la autoridad competente (French National Railway Safety Authority, EPSF). Asimismo, el de la Agencia Nacional de la Seguridad de los Sistemas de Información de Francia (ANSSI).Ésta última será la encargada de la ciberseguridad, un aspecto crucial del tren autónomo.
Por su parte, EPSF será el observador del proyecto y evaluará el desarrollo de las tecnologías y su impacto sobre el sistema ferroviario. Además, anticipará los posibles cambios regulatorios necesarios para este nuevo tipo de operación.
En servicio comercial
El prototipo de tren autónomo compaginará servicio comercial y pruebas durante los próximos dos años. De hecho será un tren de pasajeros que cubrirá el trayecto entre Aulnoye y Busigny durante las vacaciones escolares.
Además de la investigación y los periodos de prueba, el tren regional transportará pasajeros en servicio comercial regular como una actividad de SNCF Voyageurs. Durante estos viajes comerciales, se recogerán datos que mejorarán el rendimiento de los algoritmos de reconocimiento de señales al detectar, por ejemplo, el color de los semáforos y el entorno que rodea al tren.
Paralelamente, en las sedes de todos los socios del consorcio, y mediante simuladores, se seguirá trabajando para perfeccionar el tren autónomo.
Las ventajas del tren autónomo
Entre las principales ventajas del tren autónomo:
- Más capacidad, ya que con más trenes circulando se pueden transportar más pasajeros y más mercancías.
- Mejor fluidez y regularidad gracias a la armonización del flujo de tráfico y una velocidad optimizada que permite reaccionar mejor ante imprevistos.
- Un transporte más amigable con el medio ambiente gracias a: el reducido consumo de energía y el trasvase de pasajeros y mercancías de la carretera al ferrocarril.
El tren autónomo aporta al transporte por ferrocarril nuevas perspectivas y una planificación más flexible. Se puede adaptar el número de trenes de la línea según las necesidades del momento. Estas ventajas fomentarán un cambio modal de carretera a ferrocarril, contribuyendo así a un transporte más cuidadoso con el medio ambiente.