Quien piense que los coches eléctricos son un invento del nuevo siglo, tiene unas cuantas lecciones de historia que aprender. Resulta curioso saber que muchos fabricantes y gobiernos ya empleaban la propulsión eléctrica hace décadas. Un ejemplo: los coches eléctricos eran el medio de transporte oficial en el Capitolio durante el siglo XX
El Capitolio es el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos. Está ubicado en el barrio Capitol Hill, en Washington D.C. y bajo la superficie esconde una amplia red de túneles que se construyó en la primera década del siglo XX, con el fin de conectar el Russell Senate Office Building con los terrenos del Capitolio.
El túnel más largo tenía unos 300 metros de longitud y era por él por el que circulaban los vehículos eléctricos de la marca Studebaker. Esta empresa fue fundada en 1852. Su primer actividad era la fabricación de vagones para el transporte de productos agrícolas y de minería. En 1898 amplió su cartera de negocio y se posicionó como uno de los principales fabricantes de vehículos eléctricos. Años después probó suerte también con los motores de combustión, hasta que cesó su actividad en 1966.
Los coches eléctricos del Capitolio
A principios del siglo pasado, los coches eléctricos ofrecían grandes ventajas: eran relativamente sencillos de poner en marcha y podían funcionar sin problemas en espacios con poca ventilación. Por contra, en aquél momento, para arrancar un coche de combustión se requería la presencia de un experto, especialmente si no se utilizaba demasiado.
La ausencia de gases fue una de las principales razones por las que se eligieron coches eléctricos para los traslados por el interior del Capitolio. Otro de los motivos que convenció a los responsables de la gestión de los edificios públicos americanos fue el que el hecho de poder prescindir de los raíles reducía los costes de mantenimiento. Finalmente, decidieron que una pareja de coches eléctricos era la mejor solución para el transporte de personas en los túneles de Capitolio.
Los coches eléctricos del Capitolio se construyeron sobre la base de un carruaje de caballos. Tenían capacidad para ocho pasajeros y estaban pintados en un llamativo color amarillo.
Solo estuvieron tres años operativos. Fueron sustituidos por un monorraíl que resultaba más rápido. Este último ha estado funcionando hasta 1993, cuando fue reemplazado por un pequeño tren similar a un metro automatizado (en el vídeo) que todavía hoy sirve de medio de transporte para senadores y personal del Capitolio.
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Fuente: Periodismo del Motor
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe