Quién dijo que los coches eléctricos están hechos para la ciudad lo hizo pensado en el Opel Corsa-e. Hemos rodado cerca de 800 kilómetros con este urbanita que, pese a tener un consumo algo elevado en ciertos momentos, nos ha parecido una opción perfecta para sumar kilómetros día a día.
El Opel Corsa es uno de los coches más solera del mercado internacional. La primera generación de este compacto llegó al mercado hace cuatro décadas; desde entonces se han matriculado en todo el mundo 14 millones de unidades. La generación actual, la quinta, presume de ser la más tecnológica, además de la primera con versión electrificada.
Opel Corsa-e
A simple vista son pocos los detalles estéticos que distinguen al Opel Corsa-e de sus hermanos de combustión. Tan solo una letra ‘e’ en los pilares B y la inscripción Corsa-e del portón trasero.
Lo mismo sucede en el interior, donde materiales y diseño son prácticamente idénticos en las versiones térmicas y la eléctrica.
El Corsa, en todas sus versiones, mide 4,05 metros de largo (el modelo original superaba, con poco, los tres metros y medio). Lo que sí ha reducido es su altura al suelo lo que hace que, en apariencia, resulte más grande.
Lo mismo sucede en el interior. La primera vez que accedes al interior no esperas tener tanto espacio en el habitáculo; algo a lo que contribuye el enorme techo de cristal. Algo más justos viajan los ocupantes de las plazas traseras
Opel ha optado por combinar una pantalla táctil con botones convencionales para gestionar el sistema de infoentretenimiento y de gestión de la energía; algo que, personalmente, me parece un acierto.
El maletero tampoco anda mal de espacio. Gracias a la ubicación de las baterías bajo los asientos no pierde capacidad con respecto a los modelos de combustión y mantiene intactos los 267 litros. Esto permite llevar sin problemas los cables de recarga, las bolsas de la compra e, incluso, las maletas para hacer alguna escapada de fin de semana.
Hablando de cables…
Para la recarga del Opel Corsa-e, el coche trae de serie un cable de serie de 1,8 kW y uno de 7,4 kW. El de 11 kW es opcional, sin embargo, hay en opción un kit que resulta mucho más interesante aunque cueste poco más de 1.000 euros, ya que incluye desde el cable de 7,4 kw, hasta uno de 11 kW y, sobre todo, el AC con el que poder rellenar el 80% de las baterías en solo 30 minutos.
250 km de autonomía REAL
El Opel Corsa-e se mueve gracias a un motor eléctrico de 100 kW (136 CV), con 260 Nm de par máximo y una batería de 50 kWh de capacidad.
El Corsa eléctrico homologa hasta 359 km de autonomía. En nuestra prueba hemos recorrido algo más de 700 km mezclando ciudad y carretera en porcentaje de 70-30%. No hemos conseguido acercarnos a la autonomía oficial necesitando recargar la batería a los 250 km.
Respecto a los consumos del Opel Corsa-e, la cifra oficial indica que puede llegar a 17 kWh/100 km. En nuestro recorrido hemos constatado que esa cifra se consigue solo en trayectos urbanos a baja velocidad. Al salir a carretera y pisar el acelerador por encima de los 100 km/h, el Corsa eléctrico se vuelve algo más exigente, especialmente si activamos e Modo Sport, y eleva el consumo por encima de los 25 kWh/100 km, con lo que los kilómetros de autonomía caen más rápido que los de carretera.
Ayudas para controlar el consumo
Para gestionar la autonomía y prestaciones el Corsa cuenta con tres modos de conducción.
- El Modo Eco solo deja disfrutar de 80 de los 136 CV que tiene de potencia. También limita el par máxima que queda en 180 Nm. A cambio el consumo es muy cercano a la cifra real (unos 17 kWh) y la autonomía real si solo se conduce por ciudad puede llegar a 300 km.
- El Modo Normal reduce la autonomía teórica con la batería cargada en 14 kilómetros. El sistema limita la potencia a 108 CV, mientras que el par máximo queda en 220 Nm.
- En Modo Sport y la batería llena el Corsa anuncia en el cuadro de instrumentos una autonomía de 278 km. Esta no es real y a medida que avanzas se ve rápidamente reducida; pero merece la pena si conduces en carretera porque deja libres los 136 CV. En este modo el Corsa-e se mueve con brío, la dirección es muy precisa incluso en zonas de curvas cerradas con lo que resulta muy divertido de conducir. Lástima que la autonomía se vea seriamente sacrificada y que disfrutar de una conducción ágil se traduzca en no llegar a los 200 km antes de parar a recargar.
En marcha
Nos vas a permitir la licencia de utilizar el dicho popular para decir una vez más que, en entornos urbanos, el Opel Corsa-e se mueve como pez en el agua. Pero lo mejor es que puestos a sumar kilómetros en carretera tampoco lo hace nada mal (el centro de gravedad se ha rebajado un 10% con respecto a la generación anterior y eso se nota al frenar y al afrontar tramos de curvas).
El tacto de los pedales resulta algo blando (pero en pocos kilómetros te has acostumbrado); aunque se endurece si seleccionas el modo B en la palanca que hace de selector de marchas. Este, además, aumenta la eficiencia del sistema de regeneración de la frenada con lo que ayuda a aumentar la autonomía.
Por poner alguna pega, echamos en falta la conducción de un solo pedal y que no se permite jugar con los niveles de recuperación de energía cinética.
↑ Lo mejor del Opel Corsa-e…
La dinámica de conducción en ciudad donde se mueve con gran agilidad gracias a su tamaño, radio de giro y bajo centro de gravedad.
↓ Lo peor del Opel Corsa-e…
En carretera, su consumo resulta algo elevado.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe