La Comisión Europea, a través del Centro Común de Investigación (JRC) solicitó el Proyecto SASLAB. Su objetivo: evaluar la sostenibilidad de la aplicación de la segunda vida a las baterías de automóviles eléctricos. Ya tiene informe final y habla positivamente del reciclaje y segundo uso de las baterías.
El argumento que en 2016 llevó al inicio del Proyecto SASLAB sigue siendo de evidente actualidad. Se prevé que la comercialización de vehículos eléctricos (xEV), incluidos los puros, los híbridos y los híbrido-enchufables (BEV, HEV, PHEV), crezca en los próximos años a nivel mundial. Es la respuesta lógica a las emisiones de CO2, calidad del aire en zonas urbanas y seguridad energética.
Todo ello ha llevado a un rápido aumento de la demanda de baterías de ión de litio (LIB). Esto también conllevará un aumento de baterías desechadas, tras alcanzar el fin de su vida útil (EoL) en los vehículos.
De acuerdo con las directivas europeas (Directiva 2000/53 / CE sobre vehículos al final de su vida útil y Directiva 2006/66 / EC sobre baterías), las baterías deben recogerse y reciclarse. Sin embargo, su capacidad residual (que varía habitualmente entre el 70% y el 80% de la capacidad inicial) podría usarse en otras aplicaciones antes del reciclaje.
El término ” segundo uso ” no está definido actualmente en la Directiva sobre Baterías. Tampoco lo está en ninguna de las diversas Directivas sobre Residuos. No obstante, el segundo uso de baterías xEV está en línea con la jerarquía de gestión de residuos. Es decir, prevenir, preparar para la reutilización, reciclar, volver a recuperar, eliminar. Esto es lo establecido por la Directiva Marco de Residuos 2008/98 / CE (UE, 2008) y el Plan de Acción de Economía Circular de 2015 de la Comisión Europea (CE, 2015c). Su objetivo: tratar de dar un valor añadido a los productos durante el mayor tiempo posible y minimizar su desecho.
El Proyecto SASLAB
No es la primera vez que hacemos referencia a alguna iniciativa de almacenamiento de energía con baterías desechadas. El interés en este tema de la reutilización de las baterías xEV es alto. SASLAB ( Sustainability Assessment of Second Life Application of Automotive Batteries) nació para evaluar la sostenibilidad de la reutilización. El análisis se dirigió especialmente a aplicaciones de almacenamiento de energía, y lo hizo desde perspectivas técnicas, ambientales y sociales.
A pesar de su finalización, el propio JRC ha indicado que algunas pruebas siguen en curso. A medida que estén disponibles, continuarán informando de los resultados de las mismas.
Su desarrollo
El proyecto recopiló información de actores relacionados con baterías o de publicaciones ya realizadas. También realizó análisis propios sobre rendimientos del ciclo de vida de las baterías procedentes de vehículos eléctricos. Y llevó a cabo pruebas experimentales para establecer el estado de salud de las baterías, en celdas viejas y nuevas.
Se basó en baterías de ion-litio (en particular las celdas de la batería basadas en LFP (Lithium Iron Phosphate )/Graphite, NMC (Lithium Nickel Manganese Cobalt oxide )/Graphite y LMO-NMC (Lithium Manganese Oxide – lithium Nickel Manganese Cobalt oxide )/ Graphite).
En el proyecto, se consideraron como posible segundo uso las aplicaciones de almacenamiento de energía. Entre ellas: refuerzo de renovables (fotovoltaicas), regulador fotovoltaico, regulación de frecuencia primaria, cambios temporales de energía y control de picos.
Se realizaron métodos y modelos para comprender la capacidad potencial de las actividades de reutilización. Se tuvieron en cuenta tanto la capacidad (residual) de las baterías xEV, como las materias primas. Y, con respecto a la evaluación ambiental, se desarrolló otro método adaptado. Su objetivo: cuantificar los beneficios e inconvenientes de la adopción de baterías xEV reutilizadas en aplicaciones de segundo uso.
Conclusiones
Los resultados muestran que, bajo ciertas condiciones, se producen beneficios ambientales al extender la vida útil de las baterías xEV. La adopción de una batería LMO/NMC reutilizada en lugar de una nueva es beneficiosa desde un punto de vista ambiental. Los mayores beneficios anuales están relacionados con el aumento de aplicaciones de autoconsumo fotovoltaico. No se producen beneficios ambientales si se reutiliza una batería LMO/NMC sin reemplazar otra batería.
Además, en el aumento de aplicaciones de autoconsumo fotovoltaico, la adopción de baterías LMO/NMC reutilizadas en una aplicación independiente, evitando el uso de energía del generador diesel-eléctrico, puede disminuir el impacto anual del sistema entre un 30% y un 40%. %.