Bulgaria, Eslovaquia, Italia, Portugal y Rumania han enviado una carta a la Unión Europea pidiendo ampliar cinco años el fin de los coches de combustión. Plantean un objetivo de reducción de emisiones del 90% en 2035 y del 100% en 2040 para turismos; 45% para 2030, el 80% para 2035 y el 100% en 2040 para comerciales ligeros.
Los cinco países han instado a los Estados miembro a crear un periodo de transición. Señalan que el objetivo es no generar: “costes desproporcionados e innecesarios para la industria de la automoción y los consumidores”.
En julio de 2021, la Comisión Europea propuso que a partir de 2035 no se pudieran vender turismos ni furgonetas nuevos con motores de combustión. Es decir, vehículos de gasolina, diésel, gas o híbridos.
La Eurocámara votó a comienzos de junio esta propuesta de la Comisión. Y se aprobó por casi el 60% de los votos a favor, como decíamos recientemente.
Ahora, Bulgaria, Eslovaquia, Italia, Portugal y Rumania han pedido, de forma conjunta extender ese plazo mediante una carta.
Respecto al mecanismo de incentivos para vehículos de emisión cero y baja (ZLEV, por sus siglas en inglés) que Bruselas propuso retirar en 2030, proponen: la realización de un seguimiento y una evaluación en 2028 para revisar su eficacia en lugar de retirarse directamente en la fecha acordada.
Problemas con el fin de los coches de combustión
En la carta, los cinco Estados miembro argumentan que hay “barreras” para alcanzar una movilidad cero emisiones. Entre ellas: la expansión de la red de recarga eléctrica; el desarrollo de una “industria europea de baterías”; el establecimiento de incentivos adecuados a la producción de vehículos cero emisiones; o la “adaptación del sector de la automoción” que tendrán que cambiar su red de aprovisionamiento de componentes así como adaptar la formación de trabajadores.
Además, la carta hace una mención específica a las furgonetas. Señala que su electrificación y desarrollo requiere de tiempos de producción más largos. Asimismo, que es necesario “garantizar la igualdad de condiciones entre fabricantes de los vehículos ligeros”. Así, se podrá repartir entre ellos la reducción de emisiones para no perjudicar a los productores “de furgonetas más pesadas”.
Las posibles dificultades
Los cinco países advierten en la carta del impacto para las pequeñas y medianas empresas de una transición acelerada. Eso podría obligarles a modificar las características de sus vehículos y resultar en una pérdida de cuota de mercado. Todo ello repercutiría, de forma negativa, en el empleo y en “el potencial de innovación”.
En consecuencia, piden “una prórroga” para los pequeños productores. Recuerdan que su impacto ambiental es muy limitado: representan el 0,2% de las matriculaciones de automóviles nuevos en la UE; el 0,3% de las matriculaciones de furgonetas nuevas en la UE.
Por último, estos cinco países han requerido que se contemple el uso de combustibles renovables para dar a los productores “la flexibilidad necesaria” sin incurrir en riesgos comerciales y evitar así situaciones de escasez de coches y furgonetas asequibles para uso privado o empresarial.
FUENTE: Europa Press.