- Ebro suma más de 2.300 unidades vendidas en su relanzamiento, pero sus socios chinos le sacan ventaja.
- La apuesta por coches híbridos enchufables y eléctricos y una red comercial ampliada será clave para la consolidación de Ebro.
- Las novedades eléctricas que Ebro ha preparado para el Salón de Barcelona
El regreso de Ebro al panorama automovilístico no ha pasado desapercibido, aunque su paso todavía no resuena como un rugido. A lo largo de los primeros meses de 2025, la firma ha vendido algo más de 2.300 vehículos, una cifra que, aunque positiva, la mantiene lejos de sus propias previsiones anuales de 20.000 unidades. En el tablero de juego, marcas como Omoda o Jaecoo, socias chinas en la aventura industrial de Ebro, le sacan varios cuerpos de ventaja en matriculaciones.
Más allá del número, la marca busca hacerse un hueco sólido en un mercado ferozmente competitivo. Las expectativas son altas, el camino es complejo y la estrategia, ambiciosa: nuevos modelos, versiones electrificadas, mayor presencia comercial y una planta reactivada en Barcelona son los ejes sobre los que gira esta nueva etapa.
Ebro da un salto industrial, pero con pies de plomo
La revitalización de la antigua planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona fue sólo el primer paso. Rebautizada como Ebro Factory, esta instalación ha comenzado a rodar con dos modelos SUV en producción: el S700 y el S800. El primero llegó al mercado a finales de 2024, mientras que el segundo empezó a fabricarse en enero de 2025. Con ambos, Ebro ha logrado colocar 2.311 coches hasta marzo.
El S700, con su motor de 147 CV y un precio promocional que arranca en 24.000 euros, ha sido el más vendido hasta ahora. El S800, más amplio y caro (desde 32.990 euros), ha tenido una acogida más pausada. A estos modelos se han sumado versiones híbridas enchufables, y más adelante, un tercer SUV compacto, el S400.
Los híbridos enchufables de Ebro llegan en abril por menos de 40.000 euros
Mientras tanto, la producción local avanza. El objetivo es que antes de que acabe 2025, se deje de depender completamente de los ensamblajes de Chery desde China y se dé el salto a una fabricación completa, con soldadura y pintura en la planta catalana. Un cambio que, de lograrse, consolidará a Ebro como un fabricante nacional de pleno derecho.
La batalla de Ebro por hacerse un sitio
La competencia no espera. Mientras Ebro ajusta su maquinaria y red de distribución, sus socias chinas Omoda y Jaecoo ya han matriculado 2.773 vehículos en sólo dos meses, superando con claridad a la marca española. A eso se suma una oferta de modelos más consolidada y una estrategia comercial agresiva que les permite captar cuota de mercado con rapidez.
Esta cifra representa una cuota de mercado de sólo el 0,9% para el fabricante en ese periodo. Aun así, Ebro no se rinde. Su red de concesionarios pasará de 30 a 85 puntos de venta este año, lo que debería traducirse en una mayor visibilidad y más oportunidades de venta. Además, la combinación de motorizaciones (térmicas, híbridas y eléctricas) le permite llegar a distintos perfiles de clientes sin centrarse exclusivamente en el nicho eléctrico, donde la competencia es feroz.
Desde la dirección, Pedro Calef, CEO de la firma, lo tiene claro: “La ilusión por la marca es palpable, hay expectación, y tenemos muchas aspiraciones pero hay que ir paso a paso y avanzar sobre seguro”. Una declaración de intenciones que resume el tono prudente de este relanzamiento.
Números que aún no convencen… pero prometen
El arranque industrial no ha sido barato. Sólo en 2024, Ebro facturó casi 35 millones de euros, pero también duplicó sus pérdidas hasta los 23 millones. La empresa considera que estos números son coherentes con el elevado nivel de inversión inicial, que incluye la reactivación de la planta y la contratación de más de 1.200 trabajadores, muchos de ellos ex empleados de Nissan.
Los planes a corto plazo son ambiciosos: alcanzar los 333 millones de euros en ingresos en 2025, lo que implicaría multiplicar por diez lo conseguido en el ejercicio anterior. Para ello, Ebro cuenta no sólo con sus ventas, también con los acuerdos industriales con Chery y los fondos recibidos del Perte del vehículo eléctrico.
Además, se ha reforzado su estructura financiera: una ampliación de crédito con CABank, un préstamo con Andbank y fondos públicos permiten a la marca respirar y seguir invirtiendo en su consolidación. A medio plazo, la meta está aún más arriba: acercarse a los 2.000 millones de euros en ingresos en 2029 y lanzar una gama de vehículos industriales eléctricos propios.
La marca Ebro está de vuelta, y aunque no ha comenzado ganando la carrera, sigue en la pista. Su éxito dependerá de mantener el equilibrio entre ambición y ejecución, y de saber adaptarse al ritmo que marcan tanto el mercado como los gigantes que ya corren por delante.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.