Tradicionalmente hemos medido el consumo de los coches en litros cada 100 km, al menos en Europa. En algunos países anglosajones se mide en millas por galón, o en litros por kilómetro en lugares como Japón. Con los coches eléctricos tenemos que medir el consumo en kWh cada 100 km.
Primero hay que entender qué significa kWh: kilovatio hora, o 1000 vatios hora. Cualquier aparato que consuma 1.000 W durante una hora, habrá necesitado 1.000 Wh o 1 kWh (sin barras de dividir). También ayuda conocer la equivalencia, pues 10 kWh vienen a ser la energía de un litro de gasolina o gasóleo.
Normalmente, los coches eléctricos homologan consumos entre los 15 y los 25 kWh/100 km, o lo que es lo mismo, entre 1,5 y 2,5 l/100 km de combustible fósil. Queda claro aqí por qué los coches eléctricos son tan eficientes, se mueven mucho más con la misma cantidad de energía, y los mejores térmicos aprovechan el 40% de la energía del combustible (el resto se pierde en transformaciones).
¿Cómo es un consumo bajo con un coche eléctrico?
Como son muy eficientes, también son más ajustadas las diferencias entre un coche que sea muy austero y uno que tenga un consumo elevado. ¿Y qué pasa cuando nos salimos de esa horquilla? Una cosa son las homologaciones y otra la realidad, y esa realidad puede cambiar mucho por el terreno, estilo de conducción, temperatura, etc.
Los coches eléctricos de menor consumo pueden conformarse con menos de 15 kWh/100 km, bien por ser muy eficientes per se, o porque se conducen con especial atención en lograr el consumo más bajo. Eso significa minimizar las frenadas -toda transformación implica pérdidas-, aprovechar la inercia, ritmo constante y siempre legal, neumáticos con presión correcta, climatización desconectada o al mínimo, etc.
Por ello, aquellos que logren medias por debajo de 15 kWh/100 km pueden considerarse campeones de la eficiencia, especialmente cuando son modelos grandes, pesados, altos, potentes, o todo a la vez. Con utilitarios, a baja velocidad, y con motores de potencia discreta, la verdad es que tiene un poco menos de mérito.
Coches eléctricos de consumo elevado
Ahora nos vamos al caso contrario. Por ejemplo, el Tesla Model S Plaid, que tiene 1.020 CV muy tentadores, y en ocasiones puede llevarse algún que otro “pisotón”. De hacerlo, el consumo eléctrico se dispararía, ya que tendría que acelerar en muy poco tiempo una masa de más de 2 toneladas.
Abusar repetidamente de esta potencia lleva a consumos elevados. Lo mismo podemos decir de circular a velocidades muy altas, superar los 25 kWh/100 km es más fácil que difícil, e incluso se podría pasar de 30 y de 40 kWh/100 km haciendo un uso intensivo de los frenos de disco -que no son regenerativos-.
Visto esto, no hay que considerar que los coches eléctricos consumen mucho ni a ritmo de autopista: gastan lo que tienen que gastar, pues a mayor velocidad, mayor gasto, y eso no tiene discusión. Ese consumo parece más alto del que es por la energía disponible en las baterías, no por otra cosa.
Por último, un recordatorio: el consumo en kWh/100 km no será el mismo que habrá en los puntos de recarga o enchufes. Hay que añadir un poco más de electricidad, sobre todo cargando con corriente alterna sin un cargador con toda la electrónica necesaria.
El proceso de recarga tiene ciertas pérdidas, así que siempre hay que considerar ese algo más.