La pequeña y joven marca alemana Weismann parece haber dejado atrás sus dificultades, enfocándose no sólo a la fabricación artesanal, sino a la electrificación. Ha presentado en la gala amfAR de Cannes su primer coche eléctrico: el Thunderball. Es un roadster descapotable por el que se pagaron 700.000 euros, que irán a la investigación y concienciación sobre el VIH y el SIDA.
El coche está fabricado completamente a mano en la vanguardista factoría ‘Gecko’ de Dülmen (Alemania). La planta, que se llama así por su forma, fue la causante de la quiebra que estuvo a punto de hacer desaparecer la compañía en 2013. Ahora, tras muchas dificultades, ha conseguido renacer su primer coche eléctrico, el Thunderball.
Thunderball es la respuesta de Wiesmann a la revolución de los vehículos eléctricos. Además, marca también una revolución en el corazón de la marca. Recoge las notables características de un sistema de propulsión eléctrico con el rendimiento característico, el placer de conducir y el estilo de un verdadero Wiesmann.
Fabricado en fibra de carbono avanzada, su peso es de unos 1.700 kg. Tiene una relación peso-potencia de 2,5 kg por CV, dotando de gran agilidad y manejo al roadster.
Su autonomía es de 500 km, gracias a su arquitectura de alto voltaje de 800 V de última generación. Proporciona una capacidad a la batería de 92 kWh (83 kWh disponibles).
Su propulsión cuenta con dos motores eléctricos montados en la parte trasera central. Ofrecen una potencia de alrededor de 500 kW (unos 680 CV) y 1.100 Nm de par.
En cuanto a su aceleración de 0 a 100 km/h es de 2,9 segundos, una cifra que, según la propia marca, siempre permitirá una emocionante conducción.
La compañía ya admite pedidos del coche, cuyo precio es de 300.000 euros.
Declaraciones
En la Gana de Cannes, Roheen Berry, propietaria y directora ejecutiva de Wiesmann comentó:
“amfAR realiza un trabajo vital en la lucha contra el VIH y el SIDA. Estamos encantados de haber apoyado su causa a través de nuestra participación en este prestigioso evento. La Costa Azul no podría ser un mejor escenario para presentar Project Thunderball por primera vez. Gracias a la generosidad del postor ganador de la noche, nos complace poder contribuir con los fondos que tanto necesita amfAR para darle un buen uso.”
Sobre Weismann
La historia de Weismann surgió de dos hermanos, con ese apellido, en 1988. Eligieron como logotipo un gecko para representar cómo los coches de la marca se pegaban como el lagarto a la pared. Lanzaron sus primeros coches en 1993: los Wiesmann MF3 y Wiesmann MF4, que llevaban motores BMW.
Hasta 2013, la empresa se mantuvo en activo, pero entonces entró en quiebra. Su dueño Friedhelm Wiesmann, invirtió más de lo que podía en su nueva fábrica, la que tiene forma de Gecko. Sin embargo, unos inversores británicos decidieron inyectar dinero y relanzar la compañía.
Se suponía que el primer proyecto iba a llevar el mismo nombre que la fábrica: Project Gecko. No obstante, nada se ha sabido de él y hay quien piensa que se ha pospuesto por culpa de la pandemia.
Ahora, la empresa renace en eléctrico, aunque indican que el proyecto Gecko sigue sus pasos en paralelo. En fin, poco más se sabe de momento, salvo lo que vieron los asistentes a la gala de Cannes.