Solo quienes nunca han probado uno piensan que un enchufable y un modelo de combustión se conducen igual. Y, ojo, que esto no es una realidad que penalice al primero. Hay seis matices que diferencian la conducción de un coche eléctrico y que son, además, las que conquistan a los conductores.
En los aspectos básicos de la conducción no hay grandes diferencias, pero sí muchos matices que hacen que la experiencia de conducir un coche eléctrico se convierta en algo muy diferente.
La tecnología eléctrica ofrece una versatilidad y ventajas que consigue poner de acuerdo a todo tipo de conductores, desde los más deportivos, a los que buscan el confort y la suavidad de marcha. Repasamos los seis matices que diferencian la conducción de un coche eléctrico, con la ayuda de Peugeot.
Ni ruido (casi), ni vibraciones
Es lo primero que llama la atención a todo el que lo prueba. Estamos tan acostumbrados a la sonoridad y vibraciones que provoca un motor de combustión –que, al fin y al cabo, funciona por la explosión controlada de combustible- que sorprende el silencio que rodea a la conducción de un vehículo eléctrico.
Si que emiten algo de ruido a bajas velocidades. Así lo establece la normativa europea que impone que todos los enchufables monten un sistema AVAS de sonido.
Tampoco hay ‘tirones’
La inmensa mayoría de los coches eléctricos no tienen caja de cambios ni embrague: no la necesitan por la forma en la que el motor entrega su empuje. Esto hace que para el conductor todo sea más fácil pues solo tiene que centrarse en dos pedales: acelerador y freno.
Como con un coche que cambia de marcha de forma automática, este funcionamiento resulta mucho más cómodo, sobre todo en ciudad o circulando en tráfico denso, con constantes cambios de velocidad. Pero el eléctrico aporta un plus: todo es más fluido porque no hay tirones ni la más mínima variación de empuje entre marchas.
Además, el no tener caja de cambios ni embrague reduce el coste de mantenimiento y aumenta la fiabilidad, al eliminar dos componentes que sufren desgaste.
Más ’empuje’ desde el primer momento
Quién dijo que los coches eléctricos son aburridos de conducir no sabía que tienen toda la potencia disponible desde el momento en que el conductor pisa el acelerador. Tanto es así, que una de las labores de los ingenieros ha sido dosificar esa entrega de fuerza y el conductor ha de acostumbrarse a la inmediatez de la respuesta.
“Si queremos disfrutar de prestaciones puras, el coche eléctrico nos va a sorprender, pero si queremos alargar la autonomía y contener el gasto de energía, debemos dosificar el acelerador o dejar que la tecnología trabaje por nosotros, seleccionando un modo de conducción que prime la suavidad y el bajo consumo energético”, recuerdan desde Peugeot.
Varios modos de conducción a elegir
Un motor eléctrico es mucho más modulable que uno de combustión y puede ofrecer caracteres diferentes, desde el más deportivo al más sosegado.
El Peugeot e-208 y el e-2008 ofrecen tres modos de conducción: Eco, Normal y Sport. El primero prioriza diferentes elementos para conseguir el mínimo gasto de energía y optimizar la autonomía. El intermedio busca el equilibrio y el confort óptimo para un uso diario. El modo Sport da prioridad a las prestaciones y sensaciones.
¡Se puede frenar con el acelerador!
Los coches eléctricos incorporan un sistema de recuperación de energía. De esta forma, parte de la energía que se libera en la frenada por el rozamiento se recupera y canaliza a las baterías. De igual forma, la retención del motor eléctrico hace la misma función. Estos sistemas son tan efectivos que un buen conductor de vehículo eléctrico que sepa anticipar los momentos de recuperación de energía será capaz de ampliar su rango de autonomía y economizar el gasto energético.
Aumenta la sensación de seguridad
Los coches eléctricos pesan más que sus equivalentes de combustión por la masa de las baterías; pero al ir instaladas en el suelo del coche, tienen un centro de gravedad muy bajo. Además, al no disponer de un pesado motor sobre el eje delantero, el reparto de pesos entre ejes está muy equilibrado. Para el conductor esto se traduce en una mayor seguridad.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe