La posibilidad que ofrece el motor eléctrico de modificar su comportamiento y convertirse en generador de energía y recargar la batería hace que muchas veces el freno mecánico de los coches eléctricos e híbridos enchufables sea redundante.
La redundancia del frenado mecánico
Frenar el coche sin tocar el freno
Una de las características que más se aprecia a la hora de conducir un coche eléctrico es la frenada regenerativa. Este sistema, con diferentes variaciones en el funcionamiento, permite desde decelerar el coche al levantar el pie del acelerador hasta detenerlo por completo. En muchas ocasiones el uso del freno mecánico es prácticamente testimonial por lo que en estos coches el sistema se convierte en redundante y le da una durabilidad mucho mayor que la que tiene en los de combustión.
El sistema de frenado mecánico, heredado del que se monta en los coches de combustión, proporciona funciones de seguridad, muy necesarias, como son el sistema ABS o el control electrónico de estabilidad.
En todos los eléctricos al levantar el pie del acelerador el motor eléctrico cambia de fase convirtiéndose en un generador cuya energía se recupera y se acumula en la batería. A partir de ahí tenemos casos en los que esta recuperación no es configurable, como en el caso del Zoe, o puede seleccionarse diferentes grados, dos en el caso del Leaf, el Soul EV o el Model S y hasta cuatro en los eléctricos de Volkswagen. En cualquiera de estos casos para la detención completa es necesaria la intervención del freno mecánico. El caso del BMW i3 es especial. Su sistema one pedal feeling es capaz de detener el coche por completo sin necesidad de que intervenga el sistema mecánico. El BMW i3 es capaz de generar hasta 125 kW de potencia, lo que supone una gran capacidad de frenada.
El frenado electromagnético y la conducción autónoma
Conducción autónoma: Motor eléctrico en rueda y frenado regenerativo
¿El freno regenerativo acabará convirtiéndose en un estándar del mercado sustituyendo al de fricción? Un sistema de freno electromecánico capaz de activar las funciones de seguridad eliminaría el sobrecoste y el peso del antiguo sistemas. Más aun, el motor eléctrico en rueda permitiría un reparto de frenada independiente en cada rueda con el extra en seguridad y eficiencia que esto supondría.
Tecnologías como el ABS, el control de estabilidad, la frenada automática, el cambio de carril o el control de crucero adaptativo, que hace unos años parecían muy lejos de los coches generalistas, se empiezan a montar hoy son asiduidad y suponen el inicio de la conducción autónoma. Los frenos regenerativos pueden perfectamente considerarse como parte de estos sistemas innovadores que permitirán al coche realizar la mayoría de las maniobras de forma autónoma. La convergencia de la electrificación de los vehículos y la conducción autónoma acelera la necesidad de unir los sistemas de propulsión y frenado en uno solo gobernado por un software que controle el mecanismo de transmisión a las ruedas.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.