Hoy, lunes de resaca electoral, nos despertamos con un escenario político incierto tras el resultado de ayer, 23J. Por un lado, las fuerzas estatales de izquierda (PSOE y Sumar) han resistido el mal escenario augurado por las encuestas con 153 escaños, y por otro lado, el bloque de derecha (PP y VOX) han sumado más escaños, 169, pero no los suficientes para gobernar sin alianzas.
Como vimos recientementemente, estos cuatro partidos tienen propuestas muy diversas en lo que respecta al automóvil y la movilidad en España, si bien los dúos PSOE/Sumar y PP/VOX están más alineados entre ellos. El resultado electoral, como ha ocurrido en previas citas con las urnas, deja las llaves del poder en manos de partidos de Cataluña y Euskadi, que querrán cobrar su habitual precio a cambio de apoyar el nuevo gobierno, o abstenerse para no impedirlo.
Teniendo en cuenta las alineaciones de unos y de otros, se presentan dos escenarios muy probables. El primero de ellos es una repetición de elecciones, ante la imposibilidad de que los principales candidatos a la presidencia, Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP), logren una mayoría de votos en la investidura. Considerando los plazos, tal vez habría que votar en noviembre o diciembre.
Por otro lado, podría formarse un gobierno débil, que tendrá que pactar con mucha diplomacia entre fuerzas de izquierdas y derechas regionales, aunque se haya facilitado la investidura de uno de los presidenciables. En la legislatura previa ya se puso en marcha esta práctica de “geometría variable”, en función del asunto a tratar. En cualquier caso, se trata de un escenario de inestabilidad que podría prolongarse hasta el final natural de la nueva legislatura en 2027.
Sea cual sea el escenario que se haga realidad, el nuevo Gobierno de España estará fuertemente condicionado a las exigencias de la Unión Europea, debido al reparto de los fondos de recuperación, además del condicionamiento interno de las fuerzas independentistas y regionales. En consecuencia, es muy difícil saber cómo evolucionará el país en materia de automóvil y movilidad. Por ejemplo, sigue sin estar claro qué pasará con los peajes en las autovías a partir de 2024.
Esta incertidumbre puede tener consecuencias a la hora de recibir inversiones del exterior, o que las afronten las empresas nacionales. De momento ya se ha notado una bajada en el índice bursátil IBEX35, tanto por los resultados como porque es una tradición no escrita. Como norma general, los inversores prefieren un entorno estable y previsible a la hora de mover su dinero.
De momento, los grandes debates se aplazan unos meses, hasta que se forme gobierno. Mientras tanto, se mantienen en el aire preguntas de los consumidores: ¿Podré circular con mi vehículo? ¿Habrá ayudas? ¿Qué pasará con la movilidad en las ciudades? ¿Debo pensar en comprar un enchufable? ¿Pagaré más impuestos por circular?, etc.
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