La nueva movilidad favorece un cambio en el paradigma de la industria del motor hacia uno más sostenible, conectado y autónomo. Según previsiones de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam): en 2025 el 35% de los vehículos estarán conectados a la red y en 2030 esta cifra alcanzará alrededor del 40%. Eso supone que la industria del motor deberá a enfrentarse a grandes desafíos digitales.
El operador mundial de puntos de intercambio de Internet, DE-CIX, plantea cómo se van a manejar todos los datos que generan esos vehículos. En ese contexto, ha explicado los desafíos digitales a los que se enfrenta la industria. Y, además, las claves para que el coche 100% conectado sea una realidad:
Los desafíos digitales
En esa línea, las claves están en el conocimiento de esos desafíos digitales y en cómo afrontarlos.
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Los datos del vehículo conectado y su “data jouney”
El data journey cubre desde la recopilación de los datos hasta su envío, contemplando también la seguridad de la información. El recorrido de los datos del coche digital implica la gestión de gran cantidad de datos. Deben enviarse a una serie de proveedores de servicios y recibirse de ellos. Esto incluye datos sobre: seguridad y condiciones de la carretera; estado y mantenimiento del coche; información del tráfico en tiempo real; o datos de los servicios de infoentretenimiento que incorporan estos vehículos.
- De estos datos, el 70% se mantiene dentro del vehículo. Entre ellos: información del conductor como hábitos de conducción; rendimiento del vehículo, preferencias del usuario, etc.
- Del 30% que se transmite fuera del vehículo, un 20% se dirige al Cloud. Por ejemplo, las condiciones de la carretera, de modo que otros coches conectados que circulen por ese tramo tendrán la información actualizada.
- Un 5% se comparte con los otros coches (V2V – Vehicle to Vehicle) y son los referentes a: posición del coche, velocidad y tipo de vehículo, entre otros.
- Por último, el otro 5% es aquel que se comunica con la infraestructura conectada. Entre estos: señales, paneles de avisos o sensores meteorológicos.
En consecuencia, los fabricantes de automóviles necesitan reforzar su espacio en esta nueva estructura de negocio. Además, deben interconectarse con sus socios, proveedores de servicios y clientes para controlar con quién y por dónde se comparten los datos.
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Desafíos digitales en relación con la latencia
Los fabricantes se están dando cuenta de que es preciso contar con un ecosistema eficiente y cerrado de interconexión directa para manejar todos estos datos. De esta forma, podrán garantizar que se puedan compartir de forma rápida y segura.
En el caso de los coches autónomos, las bajas latencias se están convirtiendo en un factor crítico de seguridad. Explica DE-CIX que la latencia tiene que ver con los tiempos de reacción: el tiempo que tardan los datos, tras su envío, en procesarse o analizarse y producir una reacción o sea visible un resultado.
Así, según DE-CIX, cada vez más empresas eligen la vía de la interconexión directa en un punto de intercambio de Internet (IX). Al fin y al cabo, el objetivo es gestionar los datos lo más cerca posible del usuario final para reducir los tiempos de respuesta -la latencia-.
Al conectarse a un IX, las redes de automoción pueden conectarse a todos los proveedores de contenido e información de la forma más directa y rápida. A través de estos puntos de intercambio de Internet pueden mejorar la latencia. En consecuencia, la estabilidad y el tiempo de respuesta de la conexión con el coche.
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Control de datos y privacidad
Otro de los desafíos digitales tiene que ver con este tema. Los vehículos conectados recogen y producen gran cantidad de datos personales. La gestión de esta información se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para muchas compañías.
También indican que un IX puede ser la solución. Según DE-CIX, no sólo mejora el rendimiento, sino que también ayuda a cumplir los requisitos de protección de datos y de cumplimiento de la normativa. Además, cada país tiene diferentes: normativas para la gestión de la nube; requisitos de seguridad en cuanto a la transmisión; recepción o intercambio de datos, incluso específicas para el sector automoción; normativas de tráfico conectado, etc.
Sin embargo, un fabricante de vehículos puede construir su propio ecosistema de interconexión privado, cerrado y segur. Es decir, un grupo cerrado de usuarios (CUG). Así, podrá poner ciertas directrices a sus proveedores para entrar en él y no tener que controlar individualmente que cumplan la normativa.
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La ciberseguridad
La ciberseguridad es un factor crítico: una de las situaciones de peligro más probables en este sentido es el posible robo de la identidad del conductor; o del propio coche como dispositivo IoT.
Para evitarlo, DE-CIX también recomienda un CUG, porque permite mejorar sustancialmente la seguridad. Esto es posible, en primer lugar, por la interconexión directa de las redes, también conocida como peering. Cuantos menos intermediarios haya entre la red del automóvil y la red del proveedor o receptor legítimo de los datos, menos posibilidades hay de que terceros anónimos accedan y manipulen esta información.
Al hacer peering con un punto de intercambio, y especialmente dentro de un entorno cerrado y privado en la plataforma: es posible saber exactamente qué red está enviando tráfico y cuál lo está recibiendo. De esta forma, se descarta el anonimato entre las redes o cualquier falta de transparencia en cuanto al origen y destino del tráfico.
El objetivo es optimizar los procesos, mejorar su competitividad y ofrecer un nuevo valor añadido a sus clientes.
No es nada fácil el tema de la digitalización del hogar, y la domótica y las smart cities tienen que ir con mucho cuidado y mucha ética detrás, esperemos que así sea. Por el momento es importante saber quién tiene nuestros datos y para qué se usan!
Un saludo y gracias por el post