Tras el largo debate del Consejo de la Unión Europea del martes, 20 países han votado a favor de la propuesta de la presidencia para reducir las emisiones de CO2 de los vehículos un 35% para 2030, un 30% el de las furgonetas. El acuerdo alcanzado también incorpora unos objetivos intermedios del 15% en 2025, tanto para turismos como para furgonetas. Además, han añadido una cláusula de revisión para 2023.
Decíamos hace un par de días que los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea iban a debatir en Luxemburgo el acuerdo sobre la reducción de emisiones de CO2 de los vehículos y así ha sido. En el ambiente, el Acuerdo de París de 2015 y el IPCC (Informe del grupo de científicos que asesoran a la ONU sobre el cambio climático), que alerta sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en las que interviene el ser humano y que han elevado alrededor de un grado centígrado la temperatura global respecto a los niveles preindustriales, algo a lo que se han referido varias veces en las diferentes ponencias los diferentes ministros.
Lo peor es que el informe advierte a los Gobiernos que, de no tomar medidas drásticas, el planeta sufrirá una subida de temperatura de más de 1,5 grados entre 2030 y 2050, respecto a niveles preindustriales. Si se quiere evitar, las emisiones mundiales de CO2 en 2030 deberán ser un 45% inferiores a las de 2010, lo que llevaría a un balance cero emisiones en 2050. No parece fácil llegar a esos extremos, cuando en la propia Luxemburgo se debatía hoy sobre el 30,35 o el 40% de reducción de emisiones de vehículos para 2030.
Reducir las emisiones de CO2 de los vehículos un 35%
La presidencia del Consejo de la Unión Europea, que ostenta hasta final de año Austria, ha presentado una propuesta a los 28 sobre una reducción de emisiones de CO2 de los vehículos del 35% para 2030, intermedia entre el 30% de la COmisión Europea y el 40% propuesto por el Parlamento Europeo.
En esa propuesta, igualmente, se ha hablado de apoyar la tecnología PHEV, como tecnología puente hacia el vehículo cero emisiones, de cara a la industria europea del automóvil.
Durante la exposición, Elisabeth Köstinger, ministra Federal de Sostenibilidad y Turismo de Austria, ha dicho que la transición hacia la descarbonización del transporte es compleja para la industria, puesto que requiere de enormes inversiones de los fabricantes. Pero también ha añadido que para reducir las emisiones, necesitamos una mayor oferta de vehículos de bajas emisiones, una mayor autonomía de las baterías y, al mismo tiempo, precios más bajos.
El comisario de Energía y Acción Climática de la UE, Miguel Arias Cañete, ha dicho que la propuesta de la presidencia suponía un paso constructivo y ha pedido a los 28 su voto favorable.
Ha añadido que:
“Es necesario velar porque la transición se haga al ritmo adecuado”. “Cambiar rápidamente a vehículos eléctricos supone desafíos adicionales”. “El primer desafío: la infraestructura de recarga. Actualmente existen 120.000 puntos de carga en la UE. Con la propuesta de la Comisión, esperamos tener 30 millones de vehículos eléctricos y de bajas emisiones en las carreteras en 2030. Se necesitan 2,6 millones de puntos de carga y también un número considerable de estaciones de recarga de hidrógeno”.
“El segundo desafío: la capacidad suficiente de las baterías. Las fábricas de baterías siguen creciendo en Europa y tenemos un plan de acción para incrementarlo, pero si la demanda aumenta, es posible que dependamos de la producción fuera de Europa”.
Largo debate y acuerdo final
Tras estas intervenciones, han seguido las exposiciones de los Ministros de los diferentes países, con alegaciones a favor y en contra. En contra, los países que querían reducir las emisiones de CO2 de los vehículos un 30% para 2030. También los países que querían el 40% propuesto por el Parlamento Europeo y han considerado insuficiente la propuesta del 35% de la presidencia.
La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, defendió ese 35% final en el debate con sus homólogos. Eso sí, siempre que, tras la negociación en los “trílogos”, el esfuerzo esté “más entre el 35 y el 40% que entre el 30 y el 35%”.
Al hablar de los “trílogos”, la ministra hacía referencia a las negociaciones entre el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo. El objetivo, acordar el porcentaje final de reducción de emisiones que se pedirá a los fabricantes automovilísticos. Ese acuerdo se convertirá en norma obligatoria en 2019. Las negociaciones empiezan este mismo miércoles.
Entre los países a favor de reducir las emisiones de CO2 el 30% estaban Alemania, Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia. Irlanda, Luxemburgo, Suecia, Dinamarca y Eslovenia, por su parte, son los que han considerado poco “ambiciosa” la propuesta. Finalmente, han decidido emitir un comunicado conjunto con su desacuerdo.