GSe son las siglas de Grand Sport Eléctrico. Repartidas en varios puntos del interior y el exterior del vehículo delatan, junto a la carrocería bicolor, que la que estamos probando es la versión más deportiva del Opel Grandland.
Pasaremos rápido por su estético y diseño interior. El Grandland es un SUV de 4,48 metros de largo y 1,86 metros de ancho que no pretende enamorar a simple vista, aunque en la versión GSe pintada en negro y blanca sí resulta llamativa (para bien y para mal, que para gustos colores y, en este caso, combinaciones de colores).
El interior tampoco es revolucionario, incluso llama la atención la pantalla táctil algo más pequeña de la que montan muchos otros eléctricos en el mercado y que queda eclipsada por el cuadro de instrumentación digital, del mismo tamaño, pero muy claro y sencillo de consultar. En Opel han optado por mantener unos cuantos botones físicos desde lo que ir accediendo a los diferentes menús del sistema de infoentretenimiento.
300 CV
Este todocamino con tecnología híbrida enchufable tiene tracción total y consigue unos nada despreciables 300 CV gracias a la combinación de un motor de gasolina 1.6 con 200 CV, y al aporte eléctrico de dos generadores, uno delantero que rinde 110 CV, y otro trasero que añade 113 CV.
El cambio es automático de 8 velocidades con convertidor de par. Contempla una función secuencial en las levas del volante y añade en la palanca una posición B (Brake) que incrementa la intensidad de la frenada regenerativa.
Con esta combinación mecánica, sobre el papel promete un consumo medio de 1,3 litros a los 100 km y una autonomía en modo eléctrico de 63 km con la batería cargada. Durante nuestra prueba hemos puesto especial interés en las cifras del ordenador de a bordo para ver cuán preciso es o, qué diferencia hay entre el consumo y la autonomía prometida y la real.
En ambos casos, para tomar mediciones hemos practicado una conducción real, es decir, sin aplicar trucos que pueden ayudar a reducir el consumo o estirar el rango:
- Tras recorrer un total de 475 km combinando la parte térmica y la eléctrica, el consumo medio ha sido de 4,4 litros a los 100 km
- Mucho mejor es el resultado de consumo eléctrico. En dos ocasiones hemos llenado por completo la batería (de 14,6 kWh de capacidad) y hemos circulado en modo cero emisiones hasta dejarla a cero y en ambas hemos conseguido llegar a 58 km recorridos
Mención aparte merecen los tiempos de carga. El Grandland GSe admite cargas de hasta 7,4 kW en corriente alterna. El cargador embarcado es de 3,3 kW; en opción (385 euros) se ofrece otro de 6,6 kW. En la práctica, en un cargador doméstico requiere menos de 4 horas para recuperar el cien por cien de su capacidad; en cargadores lentos de centros comerciales en tres horas estará listo (lo que tardas en hacer una cuantas compras, comprobado).
Al volante del Opel Grandland GSe
El asistente de conducción del Opel Grandland GSe nos permite elegir entre varios perfiles de uso: eléctrico, híbrido, sport y 4WD. Salvo escapadas puntuales, serán los dos primeros los que más utilices sin apreciar apenas diferencia en el comportamiento del vehículo.
Al volante del Opl Grandland GSe destaca su dinamismo. En sucesión de curvas la altura se convierte en un cierto balanceo de la carrocería y al acercarse a las rotondas el peso (1.876 kilos) pasa factura y obliga a ser contundente al pisar el pedal de freno. Nada preocupante pasado un corto tiempo de adaptación.
Conclusión
El Opel Grandland GSe es una buena opción para quienes buscan espacio… para los ocupantes porque el maletero, sin ser pequeño, pierde capacidad por el motor eléctrico del eje trasero y queda reducido a 360 litros (124 litros menos que las versiones térmicas).
Es correcto en diseño y equipamiento, también en prestaciones (aunque se podría esperar más de una mecánica de 300 CV). Lo que no lo es tanto es su precio. De partida tiene una factura de 53.891 euros, casi 10.000 euros más que el Peugeot 3008 GT Hybrid con 300 CV, con el que comparte plataforma y tecnología; y unos 5.000 más que el Cupra Formentor VZ5.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe